Herederos lejanos de Ambrose Bierce y de Lovecraft, y tendiendo lazos de sangre con el más reciente horror argentino de Samanta Schweblin y Mariana Enriquez, los cuentos de Fabián García y sus monstruos extraordinarios se alzan sin embargo en un espacio propio, personalísimo, como invenciones germinadas en otros mundos que extienden sus nervaduras y dan sus extraños frutos carnívoros en éste.
Desde el experimento aterrador con hormigas y origamis en “El pliegue iterativo” hasta el asedio de adoración de pequeñas lagartijas en “La lengua de los geckos”, desde la anciana que asiste en su jardín al crecimiento de una semilla venida desde el cosmos hasta el niño anfibio o el patovica que experimenta con anabólicos prohibidos, en todos sus relatos Fabián García logra la hazaña oculta de la naturalidad: sus criaturas no son sólo convincentes sino “humanas, más que humanas” e inspiran, a veces desde el patetismo, a veces desde su soledad, los sentimientos más encontrados entre la compasión y el asombro, entre la aversión y el humor negro.
La lengua de los geckos es mucho más que el debut literario de un nuevo autor, es un libro poderoso que no debería pasarse por alto, y que ingresa por la puerta grande de la imaginación a la literatura argentina.