Entrevista de Mauro Yakimiuk | Entre Vidas | Lunes 20 de mayo de 2019
El escritor Fabián García habló con Entre Vidas de su libro de cuentos La lengua de los geckos publicado por la editorial Muerde Muertos y contó que Guillermo Martínez en su taller le enseñó a distanciarse de lo que escribe, a leerlo como si fuera de otro. Además, el autor señaló que está escribiendo una nouvelle en la que trata de reírse de las creencias absurdas de los seguidores de la llamada “nueva espiritualidad”.—¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
—Me preparo un café antes de empezar, y busco rodearme del mayor silencio posible. Me obligo también a un tiempo mínimo de escritura, porque no me sirve escribir de a ratitos. No llegó a concentrarme, a entrar en la historia.
—¿Con qué frecuencia escribís?
—Trato de escribir todos los días. Esa es mi intención, aunque por supuesto no siempre me resulta posible hacerlo. Hay que hacer muchas otras cosas menos interesantes.
—¿Cómo fue el proceso de selección de los diez cuentos que aparecen en tu libro La lengua de los geckos?
—El primer cuento del libro que escribí fue “La flor lejana”. Me gustó, y quise seguir sobre la senda de personajes solitarios, raros, y la referencia a animales y plantas. Me gustó explorar eso, por lo que a la mayoría de los cuentos los escribí a sabiendas de que iba a agruparlos después. Después, a la hora de editar, hubo una poda. Elegí diez y pensé bastante el orden en que iba a ponerlos. Le encuentro un sentido a la selección y el orden que no sé si es transferible, comunicable….tiene que ver con imágenes y sensaciones que surgieron mientras los escribía. Espero que los lectores encuentren al conjunto armónico también.
—¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
—En general no me convencen los títulos que se me ocurren para mis cuentos, la creatividad se me retoba ahí. Con frecuencia los dejo sin título…. Este me lo sugirió José María Marcos, el editor de Muerde Muertos, y me pareció excelente como título general también, porque es un cuento muy representativo de lo que hay en el resto del libro.
—¿De qué temas se nutre tu escritura?
—En general en todo lo que me causa extrañeza, lo que resulta inquietante por lo oscuro o confuso. Me gusta que lo raro y lo maravilloso estén enquistados en lo cotidiano, en lo banal, y no brillen demasiado a simple vista. Tiene más gracia descubrirlos así.
—¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
—Me gustan todos, pero mi preferido es, justamente, “La lengua de los geckos”. Los que leyeron hasta ahora el libro mencionaron bastante a “El pliegue iterativo” y a “El Lápiz”. Es curioso, porque deben ser los dos cuentos más distintos entre sí dentro del libro.
—¿Cómo surgió la posibilidad de editar el libro con editorial Muerde Muertos?
—Yo ya conocía la editorial Muerde Muertos, había leído algunos de sus libros, y sabía que tienen un catálogo afín a lo que escribo. Cuando en una de las clases con Guillermo Martínez me enteré de que conocía a José María Marcos, no lo dude y le pedí que me contactara con él. Salió como esperaba: a él le gustaron los cuentos, a mí su forma de encarar el proyecto, y llegamos al libro.
—Fuiste al taller de Guillermo Martínez que además escribió la contratapa. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar los textos con él? ¿Qué sugerencias te hizo?
—Asistí a varios talleres a través de los años, pero el de Guillermo fue, de lejos, el mejor de todos. Sus sugerencias y correcciones son minuciosas, precisas….se le nota lo matemático, a él no vas a escucharle vaguedades ni frases hechas. Me enseñó a distanciarme de lo que escribo, a leerlo como si fuera de otro, al menos por un rato.
—¿Con qué se va a encontrar el que lea el libro?
—Lo que me encanta es que, en rigor, no sé qué es lo que se van a encontrar: nadie percibe exactamente lo mismo en un texto. Son diez cuentos extraños, que forman un conjunto enrarecido y melancólico. Abundan los monstruos, pero esos monstruos no son necesariamente sobrenaturales ni inspiran miedo. A veces dan pena o tienen apariencia ordinaria.
—¿De qué tema todavía no escribiste y te gustaría hacerlo en un futuro?
—Me fascina la literatura distópica. Es una de las formas más interesantes y fructíferas de pensar el presente. Sin embargo, hasta ahora escribí solamente un relato (que no está en el libro) con esas características. Es cierto que es un género que se lleva mejor con la novela, y se dificulta introducirlo, comprimirlo dentro de un cuento.
—¿Qué libros o autores recomendarías?
—Me vienen montones de nombres a la cabeza, pero elijo recomendar a un autor excelente y poco conocido: MR James. Fue un anticuario inglés que tuvo a la escritura como un pasatiempo, pero dejó varias de los mejores cuentos de fantasmas que leí en mi vida. También a Saki, un maestro del humor escabroso, inglés también. Y ya que andamos por esa época (fines del siglo 19, principios del 20), menciono a autores de nuestro país que escribieron excelentes relatos fantásticos, lamentablemente muy poco difundidos: Eduardo Holmberg, Víctor Juan Guillot y Raimunda Torres y Quiroga.
—¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
—Escribo una nouvelle en la que trato de reírme un poco de las creencias absurdas de los seguidores de la llamada “nueva espiritualidad”. A mí el dogmatismo y las certezas inconmovibles me fascinan y aterran a la vez, en especial porque no dejan de aumentar hoy por hoy. Creo que si escribo sobre el tema lo hago a manera de conjuro.