Por Ester Noemí Migrabi | Integrante de la
Comisión de Biblioteca de Discurso<>Freudiano - Escuela de Psicoanálisis,
2025
Celebramos la
aparición de este nuevo libro de las editoriales conjuntas Muerde Muertos y
Letraducciones (2025).
Agradecemos a Carlos Marcos, de la Editorial Letraducciones, por haberse
ocupado de la traducción, junto con las revisiones de los colegas y traductores
psicoanalistas de la misma editorial: Horacio Gómez y Teresita Pujol, así como
de la puesta-apuesta en libro papel de esta obra, de la que solo contábamos con
viejas fotocopias. ¡Es para celebrarlo! Carlos Marcos replicó la “maravillosa
máxima” de Rodríguez Ponte, que —nos anticipa— le había escuchado decir: “Una
mala traducción es mejor que ninguna traducción”.
Y si a esto le
sumamos el interesante prólogo también de Carlos Marcos y el fragmento de la
última clase del Seminario de Jacques Lacan sobre La lógica del fantasma, traducido del francés por Claudia Bilotta,
donde Lacan recomienda la lectura “en Havelock Ellis del célebre caso Florrie”,
para leerlo a la luz de “el rol del fantasma en la economía neurótica”, le
sumamos un doble agradecimiento(1).
Para empezar,
tomemos que: “Esta es la primera traducción completa de The History of Florrie and the Mechanism of Sexual Deviation, el
caso-novela de Havelock Ellis, aparecido dentro de sus monumentales Studies in the Psychology of Sex, en el tomo
VII: Eonism and Other Supplementary Studies, publicado en Filadelfia en
1931”.
El relato de
Havelock Ellis sobre Florrie nos retrotrae a los primeros tiempos del
movimiento psicoanalítico, a las investigaciones de los analistas pioneros, que
se preguntaban por la sexualidad en las neurosis y en las perversiones.
Así, nos cita a
Isidor Isaak Sadger, médico forense y psicoanalista(2), y al Dr. Wilhelm
Stekel, quien —bajo el consentimiento del propio Ellis— publicó un resumen y
comentó este caso. Ambos colegas vieneses buscaban desentrañar la sexualidad de
la época, y en especial, las perversiones.
Jacques Lacan,
muchos años después, mostrará a las claras que se trataba de un fantasma propio
de la histeria y no de una perversión. Y nos dirá:
“…Seguramente, les
parecerá con todas las características —después de todas las referencias que
les di— ser una neurosis. De ninguna manera el momento donde Florrie franquea…
[...] sin que jamás haya nada para él —neurótico— equivalente al goce perverso,
sino que ‘franquea’ en el sentido ambiguo que hace a la vez pasar al acto… un
acting out…, algo que hace que Florrie, afectada de sus fantasías (fantasmes)
de flagelación, llegue una vez a franquear la prohibición que ellas representan
para ella”.
Abre entonces a
pensar, en la clínica, estas diferenciaciones entre conductas perversas y el
acting-out en la neurosis. ¡Menudo tema!
Entrando en la obra
y los comentarios sobre el método creado por Sigmund Freud y sus propios modos
de llevar adelante la clínica, nos enteramos de que todo empezó a través de
cartas y luego hubo sesiones presenciales.
Algo extraño a
nuestra época: su encuentro comenzó como una consulta médica, donde pesó y
midió a la paciente —no solo en su altura— a esta “robusta y bastante
corpulenta” paciente, quizás buscando comparaciones entre la morfología y la
patología psíquica. Eran tiempos de búsqueda y aprendizaje; así podríamos
contemplarlo hoy.
Y Florrie irá
desplegando los relatos de sus fantasmas, sueños, ensoñaciones y experiencias,
no sin antes asociar las palizas proporcionadas por su padre, en su niñez, como
modo de castigo corporal propio de la época, y el goce unido a la micción en
lugares públicos. Este último, propiciado por su agresiva y gozosa niñera.
Estas cuestiones me
llevaron al recuerdo de la pionera psicoanalista Sabina Spielrein(3) y su
infancia similar: un padre que goza de los azotes y una niñera inmiscuida en
ello, para lograr el castigo que produce en la niña un goce sexual prematuro
para su edad.
También me lleva a
pensar en el escrito de Anna Freud(4) “Relación entre fantasías de flagelación
y sueño diurno”, que —si bien dijo que se basaban en los relatos de una joven
paciente— tomaba los temas que había trabajado en su análisis con Sigmund
Freud.
Fantasías que,
según cita, constan de tres etapas, que Anna Freud diferencia. La primera es la
creación de la fantasía, que, sustituyendo a la escena de amor entre padre e
hija, se presenta distorsionada por la represión y la regresión a la etapa
sádico-anal, y encuentra su expresión a través de una escena de flagelación,
logrando su goce sexual mediante la satisfacción masturbatoria. Diferencia que
aquí estaría en el goce con la micción, al que el autor hace referencia como
fantasías urolágnicas.
Avanzando en su
texto, también encontraremos una referencia en pie de página al texto freudiano
“Pegan a un niño. Contribuciones al conocimiento de las perversiones sexuales”
(1919).
Y, al ir
concluyendo, nos encontraremos con las recomendaciones técnicas de Havelock
Ellis en las primeras entrevistas y su cita “Sobre la dinámica de la
transferencia”, de Sigmund Freud, para dar su opinión respecto a la
transferencia positiva y la transferencia negativa frente a las actitudes “del
investigador” que quiere “forzar”:
“...por buenas que sean sus intenciones, a menudo se olvida que tiene una
responsabilidad en educar(5) y desarrollarse; cae en la actitud de combate…
despierta el correspondiente impulso de hostilidad y resistencia en la
oposición. Es una falacia plausible en la que caer. Pero en este campo, adoptar
el método de la fuerza, aunque sea sutilmente moral, es condenarse de antemano
a la derrota”.
Mucho es lo que
podremos extraer de este “texto sensacional”, al decir del maestro Jacques
Lacan. Compartimos su opinión.
NOTAS
(1) Ya que, como bien anuncia Carlos Marcos, podría tratarse de una novela,
habida cuenta de la lectura de la autobiografía de Ellis, de la no
identificación de la paciente y ausencia de sus citadas cartas en esta obra.
(2) Quien fuera analista de la pionera en el psicoanálisis de niños, Hermine
Von Hug-Hellmuth, y su albacea para el ingreso a la Sociedad de los Miércoles.
(3) Ver el exquisito texto sobre Sabina Spielrein de esta misma editorial,
Letraducciones: Sabina y la poesía del psicoanálisis. Escritura y fin de
análisis, de Michael Gerard Platow, quien investiga acerca del análisis de Sabina
con Carl Gustav Jung y su fin de análisis logrado a través de la escritura. La
poesía (2022).
(4) Mujeres del psicoanálisis, Adriana Beuille, Nancy Hagenbuch, Ester Noemí
Migrabi y Stella Maris Díaz de Luraschi.
(5) Educar podría suponerse una función del análisis en esos primeros tiempos
del psicoanálisis.