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Novedad 2025 | Perros de la noche

Perros de la noche (Muerde Muertos, 2025) de Enrique Medina. Guión cinematográfico, 128 páginas. 28x19. ISBN 978-987-8400-20-4. Edición facsimilar a carga de José María Marcos. Palabras preliminares: Enrique Medina. Promoción lanzamiento: $38.000. Pedidos a muerdemuertos@yahoo.com.ar En breve: distribuido por Galerna.


Perros de la noche (1978), novela de Enrique Medina prohibida durante el último proceso militar, se convirtió en película en 1986 de la mano de Teo Kofman. Este crudo retrato de los sectores marginados y fuerte crítica social marcó un hito en la literatura y el cine. En 1971, el cineasta había escuchado la historia contada por el propio escritor (aún inédito) y no dudó en decir: “Vos escribila y yo la filmo”. En esta edición presentamos el guion creado por el autor como reconocimiento al film y al libro, y también a la amistad entre Medina y Kofman. José María Marcos

Sobre la novela Perros de la noche (1978)

Una historia oscura, plena de sordidez y dolor, en la que se mezclan el delito, la prostitución y el incesto, toma cuerpo a través de formas lingüísticas hábilmente delineadas. La misma aptitud se verifica en el clima otorgado a la novela, de un peso por momentos sobrecogedor. Hay algunos párrafos para recordar en especial, como el monólogo del viejo borracho, el del ex preso que cena con el protagonista, y la entrega de Mercedes al acabado Ferreyra. Redacción (Buenos Aires, 1978)

Enrique Medina es un típico autor maldito, un humorista próximo a Twain, pero, al mismo tiempo, un estilista cuya aptitud para entender el lenguaje popular sólo es comparable con Ring Lardner, el autor de El nido de amor. Y, sin embargo, Medina es un creador casi destructivo: no se hace la menor ilusión sobre la condición humana; en sus cuentos y novelas, exhibe criaturas ávidas, brutales, egoístas, y las describen sumidas en una incorregible mediocridad, en una profunda tristeza. Así lo vuelve a hacer en Perros de la noche , su última novela, a la vez que revela su madurez expresiva. Enrique Medina construye una galería de personajes desolados, tímidos, dolientes, que deambulan por el mundo como sombras, para recaer en sus propias degradaciones y entregarse, inconscientes, al fatalismo y la frustración. Perros de la noche es una obra cruel, feroz, que pone de manifiesto, otra vez, la capacidad creadora del autor de Las tumbas. Claudia (Buenos Aires, 1978)

El talentoso autor de Las tumbas, Transparente y otras obras ya inscriptas definitivamente en la historia de la literatura argentina vuelve, con esta impresionante Perros de la noche, a mostrar su amor por las criaturas marginadas que las sociedades producen. Lo hace con una prosa dura y brillante, con una crueldad que es sólo una fachada para ocultar un descarnado y conmovedor lirismo. Medina sabe transformar la materia por la que transita y eso lo coloca en la línea de los mejores narradores. Perros de la noche es prueba de ello. Radiolandia 2000 (Buenos Aires, 1978)

A la profunda intuición de capturar el lenguaje del pueblo, Medina ha unido la no menos honda facultad de penetrar en las almas de sus personajes. Perros de la noche, que mereció los honores de la censura del Proceso, junta de modo convincente una y otra cualidad. En la novela, la trágica historia de los hermanos es un ejemplo de cómo, expresión y contenido, pueden soldarse eficazmente. Enrique Medina es un narrador nato y por sus temas —como esta sobria y sobrecogedora pintura de Perros de la noche— es el novelista que ha construido una de las más penetrantes visiones del mundo marginado de la sociedad argentina, especialmente ciudadana. Novelas como Sólo ángeles, para no citar su legendaria Las tumbas, lo colocan sin lugar a dudas entre los escritores con mundo y lenguaje propios, singulares por la fuerza de su creación, el coraje y el verdadero, único por insoslayable, amor a la criatura humana. Oscar Hermes Villordo, Humor (Buenos Aires, 1988)

Mucho asombra que, casi 40 años después, tanto la trama como la violencia social que Perros de la noche encarna permanezcan tan vigentes en todas sus estridencias. El mismo drama latiendo hoy en cada periferia de cada gran ciudad argentina. El mismo látigo lacerando rutinas repetitivas. La misma indiferencia alejándose a paso rápido. Sueños recortados en mil pedazos. Alas atrofiadas por la imposibilidad. Rugidos silenciosos. El desafío de aguzar cierta “habilidad” para resistir un día más. Tragedia y fatalidad, conformando un latido muy actual, en el que el agobio y el desconcierto suenan infinitos. Alejandra Tenaglia, prólogo a la reedición de 2017

Sobre la película Perros de la noche (1986), invitada a los festivales de Cartagena, Montreal, San Sebastián, La Habana y el Forum de Berlín

Aborda la realidad por el costado más agresivo, se vuelve naturalista y, cuando es necesario, se eleva hasta la poesía sin otro discurso que el de las imágenes. Claudio España, La Nación (1986)

Un trabajo sólido e implacable, identificado con la mejor tradición del cine nacional. Néstor Tirri, Clarín (1986)

Perros de la noche es uno de los filmes más importantes del cine argentino reciente. Daniel López, La razón (1986)

Una obra que rebosa autenticidad. Jorge Alberto Martín, Tiempo Argentino (1986)

Realismo que no cede ni por un momento al pintoresquismo o lo sentimental. La villa, los cabarets suburbanos y su gente, fatalista ante la imposibilidad de cambiar el destino, están descriptos con sinceridad y filmados con rigor. Raúl Manrupe y María Alejandra Portela, Un diccionario de películas argentinas 1930-1995 (1995)

Perros de la noche fue una película premonitoria del nuevo cine argentino de principios de los 90. Es una vuelta al neorrealismo ya una poética muy propia del cine argentino. Emiliano Penelas, Cineclub La Rosa (2010)