El miércoles 6 de agosto, José María Marcos, Carlos Marcos y
Fernando Figueras brindarán la charla “Mil Maneras de Acabar con Frankenstein”,
desde las 18:30 horas, en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551, ciudad
autónoma de Buenos Aires), en el marco del Festival BAN! Buenos Aires Negra
2014, que comenzó el pasado 1º de agosto y culminará el sábado 9.
—¿Qué expectativas
tenés en cuanto a la presentación este miércoles en la BAN y qué importancia le das
en tu carrera a la participación en este Festival?
—Hace un par de años que en Argentina comenzaron a tener
auge los festivales de novela negra, haciendo hincapié en el policial, pero sin
descuidar sus vertientes vinculadas al terror, lo erótico, la ciencia ficción o
el realismo delirante, que es lo que cultivamos desde la editorial Muerde
Muertos (que creamos con mi hermano Carlos). Como viene ocurriendo en los
últimos encuentros, nos invitaron a participar y este miércoles daremos la
conferencia “Mil Maneras de Acabar con Frankenstein”, donde hablaremos sobre la
obra de Mary Shelley. Esta vez, la idea es inventarles distintas muertes a
Frankenstein desde el erotismo, el terror y el realismo delirante, para
reflexionar sobre la vigencia de estas corrientes literarias a la hora de
interpretar la realidad. Al igual que en cada festival o feria, nuestra mayor
expectativa es conectarnos con nuevos lectores.
—¿Qué fue lo que te
motivo a incursionar en el género policial y cómo lo compatibilizás con otro
tipo de géneros en los que trabajás? Te lo pregunto básicamente porque esta
participación en el BAN! se suma a la que tuviste en la 24º Feria del Libro
Infantil y Juvenil, con la presentación de tu libro “El hámster dorado”.
—Amo la literatura en general. Con mi hermano Carlos
escribimos juntos dos novelas: “Recuerdos parásitos” (2007) y “Muerde Muertos”
(2012). En ambas, abordamos el género de horror y el erotismo, mezclado con el
policial, por lo cual nos han invitado al BAN!, Azabache y Córdoba Mata. En el
primer caso trabajamos el tema del doble (tema fantástico) con el asesino
serial (policial). En el segundo, la búsqueda de un libro de hechicerías se
mezcla con el esclarecimiento de un asesinato. Por su lado, “El hámster
dorado”, mi primera novela infantil y juvenil, es una historia de terror, con una
fábrica embrujada y una mascota que cataliza ciertos poderes invisibles. Relata
la historia de Camila, una nena que vive con su madre y un grupo de marginales
en un edificio abandonado. Son víctimas de situaciones de riesgo y se hallan al
borde del peligro. En la vida de Camila aparece un hámster, que termina siendo
un compañero inesperado, que la ayuda a conectarse con otros chicos del barrio
y a tener una esperanza. Creo que son historias que están íntimamente ligadas,
pues siempre se busca comprender a los más débiles y a los más vulnerables de
la sociedad. Lo que cambia son ciertos cuidados que uno debe tener al escribir
en relación a cada ámbito.
—¿Cómo definís la
experiencia de “escribir a cuatro manos”? ¿Y cuál es la sensación de hacerlo
con alguien con quien estás vinculado afectiva y emocionalmente?
—La experiencia de escribir en colaboración es muy positiva
y de aprendizaje constante. Es algo que te ayuda a confirmar que hay varias
formas válidas de resolver la misma escena o un mismo diálogo, por ejemplo. Sin
duda, tiene que haber algunos acuerdos previos para que pueda funcionar. En el
caso de mi hermano Carlos fue posible trabajar juntos, porque cada historia la
tomamos como una continuación de nuestra historia personal. Nuestro “ser
hermanos” se trasladó al papel y funcionó. Es una experiencia increíble. Sin
embargo, no es con el único que puedo hacerlo. Este año publiqué otro libro en
colaboración, que se llama “Haikus Bilardo”. Lo escribí junto a Fernando
Figueras y la experiencia fue genial. Por otra parte, en el periodismo el
trabajo colectivo es constante, y para mí es algo natural.
—¿Qué puntos de
contacto establecés entre tu actividad periodística y la literaria y cuál crees
que concita en mayor medida tu atención?
—Lo periodístico y lo literario se construyen con palabras.
Lo periodístico se guía por la novedad y por las cuestiones de índole público,
mientras que la literatura se detiene en las historias individuales para buscar
alguna verdad universal. A veces, estos ámbitos se juntan, se mezclan, se
pelean, y otras, se dan totalmente la espalda.
—¿Cuáles son tus
influencias en el género policial? ¿Cómo ves la escena de la “novela negra
argentina”?
—Mis principales referentes en relación a la novela son
Enrique Medina, Ernesto Sabato, Stephen King, Howard Philip Lovecraft, Alberto
Laiseca, Liliana Bodoc y Pablo de Santis, por citar los principales. En cuanto
a actualidad creo que hay una enorme cantidad de autores que están creando
obras muy valiosas. Un síntoma de la importancia de la novela negra argentina
es la creación de los festivales que están en marcha en Mar del Plata, Rosario,
Córdoba y Buenos Aires, más otros, como el 1º Encuentro Internacional de
Literatura Fantástica 2014, que se realizó en Biblioteca Nacional.
—Tus inicios en el
periodismo fueron en el terreno deportivo. Sin entrar en paralelismos hay
muchos escritores de hoy que surgieron de ese ámbito. ¿Creés que existe algún
punto de contacto entre las actividades o simplemente tu actualidad está
motivada por decisiones personales que no guardan relación con aquello?
—Creo que el periodismo deportivo es una puerta acceso para
el periodismo y la escritura. Allí, a los más jóvenes, se nos permiten cometer
algunos errores, porque lo que hagamos nunca será muy grave. Es un ámbito al
que le estoy sumamente agradecido. En mi caso, pude empezar a ejercerlo desde
los 16 años.
—Uds. son de
Uribelarrea, de una familia muy querida por la comunidad. Como influyen en su
obra las experiencias provenientes del lugar de donde sos originario.
—La influencia es constante. De hecho gran parte de nuestras
historias están ambientadas en Uribelarrea, o en algún pueblo “demasiado”
parecido. También las historias y las vivencias locales son parte de nuestra
literatura. Esos recuerdos son una valiosa cantera de historias.
—Por último nos queda
felicitarte, agradecerte por tu tiempo y ponernos a disposición para difundir
tu trabajo.
—Gracias a todo el equipo de “Cañuelas Ya” por el apoyo. Y
un saludo grande para los amigos y conocidos que siguen nuestras aventuras
literarias.