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Amparo Dávila | Una vida entre Dios y el Diablo

El 21 de febrero próximo se cumplirán 93 años del nacimiento de la escritora zacatecana (1928-2020). En entrevista, la Dra. Patricia Rosas Lopátegui reflexiona sobre la autora que es reconocida como uno de los referentes de la literatura fantástica en México. Por Ricardo Rincón Huarota (*) | Globedia, febrero de 2021
Amparo Dávila y Patricia Rosas Lopáregui, en la casa de la escritora (verano de 2013).
A unos días de la celebración del natalicio de Amparo Dávila, y a casi un año de su fallecimiento, ocurrido el 18 de abril de 2020, la escritora y editora Patricia Rosas Lopátegui —biógrafa de Elena Garro y antologadora de Guadalupe Dueñas— nos concede esta entrevista en la que generosamente comparte sus experiencias personales con Dávila; asimismo, en un admirable ejercicio de erudición, la Dra. Rosas Lopátegui también nos traza unas pinceladas sobre la portentosa literatura de la narradora zacatecana caracterizada porque en ella destacan elementos fantásticos y sobrenaturales que, paradojicamente (eso lo afirmamos nosotros), contrastan con la sólida formación religiosa que la autora recibió en la escuela de monjas donde estudió durante su niñez. Finalmente, la académica se refiere a las limitantes que en su tiempo, fundamentalmente por el machismo y la misoginia que privaban en el sector cultural, le impidieron a Amparo Dávila proyectar su obra con mayor amplitud en México. Sin embargo, no sucedió así a nivel internacional ya que autores como Julio Cortázar y Mario Benedetti reconocieron la brillantez de sus relatos. Afortunadamente, en la actualidad existe una visibilidad cada vez más creciente del legado literario de Amparo Dávila, el cual paulatinamente la va ubicando en la justa dimensión que merece dentro de las letras mexicanas. (Al final de la entrevista pueden encontrarse los sitios electrónicos de la Dra. Patricia Rosas Lopátegui, profesora de literatura mexicana y latinoamericana en la Universidad de Nuevo México, EUA. Escribe en varias revistas y periódicos de México y Estados Unidos).
RRH: —En febrero de 2008, con motivo del cumpleaños 80 de Amparo Dávila, usted se trasladó a su casa para realizarle una entrevista. ¿Qué recuerdos le vienen a la memoria de ese encuentro?
PRL: —Más bien llega a mi memoria la primera vez que conocí y entrevisté a Amparo Dávila. Fue en el verano de 2006. Recuerdo que conseguí su dirección y su teléfono con mucha dificultad. En aquella época, Amparo Dávila llevaba una vida más recluida, su nombre casi no aparecía en la prensa, ni había homenajes ni reediciones de su obra. Eso vino un poco después. Recuerdo que el viaje en taxi, desde el hotel hasta su casa, se me hizo eterno. Yo iba muy emocionada. Le había hablado para concertar una cita y la escritora me esperaba. Toqué el timbre de la puerta y una mujer del servicio la abrió y me llevó a la recámara de Amparo Dávila. Ella me recibió con cortesía aunque con cierto aire de distancia. Yo le llevé de regalo mi libro Yo sólo soy memoria. Biografía visual de Elena Garro. Lo hojeó de inmediato con curiosidad. Poco a poco se sintió más tranquila con mi presencia y empezamos a platicar. Así se dio esa memorable entrevista. El propósito de mi visita era proponerle escribir su biografía pero ella no aceptó. “Se lo agradezco mucho, Patricia, pero no quisiera ofender o molestar a personas que aún están vivas”. Entonces nuestra conversación versó sobre su obra. Yo llevaba dos de sus libros, Tiempo destrozado y Música concreta, que también había logrado adquirir después de una búsqueda odiseica. Me los dedicó y los atesoro entre otras joyas que descansan en mis libreros.
Después de esa primera vez, la visité en diferentes ocasiones en su casa y sostuvimos memorables conversaciones telefónicas. Ella es una de las autoras de mi antología Óyeme con los ojos. De sor Juana al siglo XXI. 21 escritoras mexicanas revolucionarias (UANL, 2010).
RRH: —Dávila creía en el destino ¿Hasta qué punto los gustos literarios durante la infancia y la adolescencia de la escritora zacatecana, caracterizados por lecturas tan disímbolas como La Divina Comedia y El Cantar de los Cantares, marcaron su destino literario?
PRL: —Pues creo que todos estamos marcados por un destino pero no nos damos cuenta en el momento en que suceden los hechos, sino años después, cuando empezamos a recordar el pasado, entonces vamos atando los cabos sueltos y nos damos cuenta cómo un acontecimiento conllevó a otro, cómo se fueron ordenando para darle forma a tu vida, a tu destino... En el caso de Amparo Dávila, su precaria salud desde la infancia, contribuyó al desarrollo de su imaginación y posteriormente a la escritura. Como no podía ir a la escuela con regularidad porque se enfermaba con frecuencia, se la pasaba en la cama viendo las imágenes de los libros que sacaba de la biblioteca de su padre. Por otro lado, se quedó sola al perder a su hermanito menor. Así, la enfermedad y la soledad en su infancia forjaron en gran medida su destino. Desde muy temprana edad comenzó a escribir en su imaginación sobre las ilustraciones que veía en los libros, o sobre lo que observaba desde su ventana, pues no tenía a nadie con quien dialogar. Su madre y su padre no fueron felices en su matrimonio y estaban ocupados en sus desavenencias.
RRH: —¿De cuántos libros de relatos consta la obra de Dávila y cuál es su favorito?
PRL: —Amparo Dávila es autora de cuatro libros de relatos, hasta hoy publicados: Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1961), Árboles petrificados (1977) y Con los ojos abiertos (2008). La segunda parte de tu pregunta es imposible de responderla porque me fascinan todos los relatos de Amparo Dávila. Sin embargo, para no frustrar tu curiosidad, te mencionaré algunos de mis cuentos preferidos: “El huésped”, “El último verano”, “Con los ojos abiertos”, “Un boleto para cualquier parte”, “Moisés y Gaspar”, entre tantos otros.
RRH: —¿Considera que la obra cuentística de Amparo Dávila debe contextualizarse dentro del género de la literatura fantástica?
PRL: —Sí, porque Amparo Dávila utiliza elementos que pertenecen al orden de lo suprarreal para revelar aspectos de la realidad o de la vida. Es decir, Dávila se sirve de lo fantástico para mostrarnos todos los males que destruyen al ser humano.
RRH. ¿A qué atribuye que Amparo Dávila haya sido infravalorada entre el mundo de los escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX, cuando autores extranjeros como Julio Cortázar y Mario Benedetti supieron reconocer la calidad de sus escritos?
PRL. Porque México, como el resto de las naciones de América Latina, es un país machista y misógino. Aunque a Amparo Dávila, por ejemplo, el FCE le haya publicado sus primeros libros, no tuvo la difusión que recibieron las obras de Octavio Paz, Juan Rulfo, o Carlos Fuentes... La cultura en México ha estado controlada por las mafias masculinas, las capillas, en donde no ha habido crítica honesta, sino que los escritores se han dedicado a halagarse unos a los otros para promover sus obras. Y claro, todos ellos cobijados por las instituciones culturales del Estado. Esos escritores y artistas se casaron con mujeres cultas y talentosas: Octavio Paz con Elena Garro, Pedro Coronel con Amparo Dávila, Tomás Segovia con Inés Arredondo, Ricardo Guerra con Rosario Castellanos, Carlos Fuentes con Rita Macedo... Pero cada uno se sirvió de ellas para sus fines personales. Todos fueron unos patriarcas que impidieron el reconocimiento del talento de sus compañeras porque no podían permitir ni tolerar que los superaran con su brillantez y capacidad propias.
RRH: —En uno de sus extensos intercambios epistolares, Amparo Dávila confiesa a Cortázar nunca haber leído a Edgar Allan Poe. ¿Considera que Dávila, maestra de lo insólito y lo siniestro, tenía una capacidad innata para crear mundos extraños que hacían vacilar al lector, sin haber tenido la necesidad de leer a los virtuosos del terror?
PRL: —Claro que sí. Cuando una escritora o un escritor es verdaderamente talentoso, de manera innata, agregando a esto su propia circunstancia de vida, esa persona puede crear su mundo propio, original y distintivo, aunque después los lectores hagamos conexiones con otros autores o artistas. El mundo insólito y siniestro que percibió Amparo Dávila en Pinos, Zacatecas, el pueblo fantasmagórico de su infancia, es el escenario perfecto para sus relatos. La mayoría de sus relatos se nutrieron de esa circunstancia de vida.
RRH: —Gran parte de la obra cuentística de Amparo Dávila aborda temas sobre mujeres. ¿Podría catalogarse como escritora de literatura femenina o feminista?
PRL: —Por supuesto. Te comento algunos ejemplos. Precisamente por su mirada feminista, uno de sus relatos que más disfruto es “El último verano”, en donde Dávila explora el derecho de la mujer al aborto, a decidir sobre su cuerpo. La protagonista tiene seis hijos, es la típica mujer casada, que desempeña los roles tradicionales de madre y esposa. Cuando descubre que nuevamente está embarazada, se resiste a tener un hijo más y de alguna manera se provoca un aborto. Este relato pertenece a la colección de Árboles petrificados y en los años 70, con el movimiento feminista mexicano en ciernes, Dávila se atreve a plantear ese tema, en una sociedad enajenantemente católica.
Por otro lado, está “El huésped” o “Con los ojos abiertos”. Ahí los personajes femeninos “despiertan” del sopor de vivir bajo el yugo y el abuso de sus maridos. Toman conciencia de dicha tiranía, de existir como esclavas, entonces se rebelan y se empoderan. Hay que recordar que Amparo Dávila no es una autora light, no le da todo digerido al lector. Sus relatos nos exigen deconstruir los símbolos, las metáforas y las imágenes para llegar al meollo del asunto. De ahí que sea una autora clásica, de primera línea. Su obra seguirá cobrando cada día más relevancia y ocupará el lugar que le han arrebatado.
RRH: —¿Qué papel juega el simbolismo de los animales en los cuentos de Dávila? Pienso, por ejemplo, en los relatos “La señorita Julia” y “La celda”, cuyas protagonistas son acosadas por roedores imaginarios.
PRL: Mediante esos seres imaginarios, Amparo Dávila recrea las fobias, la opresión patriarcal, los miedos, en fin, todo aquello que nos paraliza y nos impide desarrollar nuestro potencial.
RRH: —En la actualidad existe el Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila, organizado por el gobierno de Zacatecas. ¿Ha tenido la oportunidad de leer las obras ganadoras?
PRL: —No, lamentablemente nunca me han dado esa oportunidad.
RRH: —Si un novel lector le pidiera que le recomendara un relato de Amparo Dávila para iniciar su conocimiento sobre la autora ¿qué cuento le sugeriría?
PRL: —“Un boleto para cualquier parte”, “Moisés y Gaspar” (por cierto, éste era uno de los relatos preferidos de Amparo Dávila. Recuerdo que lo comentamos en una de mis visitas, y ella disfrutó mucho hablar de él), o también pueden acercarse a ella leyendo “La señorita Julia”. En realidad, creo que no hay pierde con Amparo Dávila: pueden echar un volado y el cuento que elija la suerte, no los decepcionará. Amparo Dávila es un caudal inagotable de magia y de excelente literatura.

Sitio web de la Dra. Patricia Rosas Lopátegui: http://www.lopategui.com/
Curriculum: https://chicanos.unm.edu/people/faculty/cv/prl-cv.pdf

(*) SEMBLANZA DEL AUTOR DE LA ENTREVISTA. Ricardo Rincón Huarota (Ciudad de México, 7 de noviembre de 1963). Arqueólogo especializado en religión prehispánica. Escritor. Ganador del Premio Nacional de Ensayo sobre la Huaxteca (2016), con la obra Presencia de Tlazoltéotl-Ixcuina en la Huaxteca prehispánica. Ha sido investigador en el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Desde julio de 2016 forma parte de la Enciclopedia de la Literatura en México. Autor de diversos artículos especializados entre los que se cuentan: Algunas reflexiones sobre la arqueología y la etnohistoria de Sonora (1992) y Estudio comparativo entre las garantías de seguridad jurídica actuales y la normatividad del Derecho azteca (UNAM-IIJ, 1993). De 1989 a 1994 fue colaborador y coordinador de diversas publicaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, entre las que se cuentan: Nuestra Constitución (1991); Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana (1991); Las mujeres en la Revolución Mexicana (Coordinador, 1992); Ricardo Flores Magón. Programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación (1992). Entre 1998 y 2008 coordinó el Programa de Recorridos Turístico-Culturales de la Ciudad de México, del Gobierno del Distrito Federal. En 2009 incursionó como articulista en las revistas de gastronomía Soy Chef y Elgourmet.com. En esta última fue autor de la Columna Bicentenario (2010), que abordó temas de gastronomía y su vinculación con la Independencia y la Revolución.

Su cuento “Calaveritas de azúcar” fue uno de los ganadores del Concurso Escribe un Cuento de Terror, convocado en 2012 por la editorial Random House y El Mecanismo del Miedo. En 2014 el jurado del Concurso Cuentos de Fútbol, lo seleccionó como uno de los ganadores con el relato corto de terror “El campeón”, antologado en el libro Cuéntame un gol. Cuentos de Futbol, (España, Verbum, 2014). A finales de 2014, el relato “Agua salada y tierra de panteón” fue publicado en la antología Necrópolia. Horror en Día de Muertos (editorial independiente). Su interés por el patrimonio cultural de la Ciudad de México y la literatura fantástica lo motivó a escribir Dieciséis Fantasmas. Cuentos de terror de las 16 delegaciones del Distrito Federal, coedición entre Rosa María Porrúa Ediciones (México, 2015) y Editorial Verbum (España, 2015). En noviembre de 2015 fue uno de los miembros del jurado del Concurso Internacional de Relato de Terror Cuentos de Fantasmas, convocado por la Editorial Verbum, y que dio como resultado la antología Palabras en la Niebla. 20 cuentos de fantasmas (España, Verbum, 2016). Actualmente colabora en el periódico virtual Globedia. En febrero de 2021 aparecerá en Buenos Aires, Argentina, su libro Insepulto. Cuentos de terror a la mexicana.