Reseña de El cazador de mariposas (Muerde Muertos, 2020), de Patricio Chaija. Escribe: La Luz de sus Ojos.
La historia de Un cazador de mariposas se sitúa en Bahía Blanca y se centra en la historia de un solitario profesor de secundaria, quien vive junto a una imponente estatua de mármol blanco de una escalofriante mirada vacía. El docente guarda algunos secretos que lo atormentan, y cada vez que llega a su casa, observa con detenimiento cada sector por si hubo alguna intrusión en su ausencia. El autor aborda un día en particular en la vida de este hombre, un día que significará un cambio, un choque, un impacto importante en su psiquis. Relata detalladamente en cada página los movimientos del protagonista: lo que observa, lo que siente, lo que desea, lo que aspira, lo que teme. Pero —incluso así—, después de tanto pensar, de tanto idear, analizar y accionar, no logra anticipar lo que sucederá sobre el final. Es una novela corta, por lo que no puedo decir mucho más sin spoilearles nada. Es rápida de leer, entretenida, y bastante enigmática por momentos. No me esperaba ese final, me dejó desconcertada y todavía no logro dilucidar cuál es el sentimiento que me envolvió una vez finalizado el libro. Me quedé con algunas dudas respecto de algunas cosas previas al momento plasmado en el libro, pero creo que justamente esos cuestionamientos fueron los que me hicieron tan intrigante cada uno de los párrafos. Espero pronto leer más obras de Patricio Chaija.