Por Mauro Yakimiuk | Para Entre Vidas
El escritor Martín Etchandy publicó el libro de cuentos Mil veces metí la pata a través de la editorial Muerde Muertos y habló con Entre Vidas de algunas de las historias que aparecen en estos nuevos relatos. Además, según palabras del autor, los lectores se encontrarán con cuentos satíricos en los cuales están presentes la ironía, la crítica o retrato social y el absurdo más descarnado.
—¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en tu libro Mil veces metí la pata?
—Si el cuento tenía humor, desborde, asombro, imprevisibilidad, simplemente tenía que estar en el libro. Por suerte la mayoría de mis textos de narrativa van en esa dirección, así que elegir los que quedarían en el libro fue sencillo.
—¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
—Porque la mayoría de los personajes de las historias, más tarde o más temprano, se meten en problemas, en situaciones que los superan por su nivel de absurdo. Y meter la pata es, en cierta forma, meterse en un problema de resolución incierta, un equívoco que a veces puede resultar gracioso. Quise, además, que el título fuera en primera persona, como en mi libro anterior. Me da la sensación de que la primera persona le da una fuerza especial.
—¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
—Hay tres que son mis preferidos: “Pelopincho”, porque aparecen allí ciertos elementos fantásticos con los que no había experimentado antes; “Una noche con amigos”, por su humor negro/ácido, y “La perilla del baño”, relato de un humor que me gusta mucho: el costumbrista. Los lectores me han hablado mucho de “La perilla…” y también de “Pelopincho”.
—¿Cómo nace la idea del cuento “El hombre de los descuentos”?
—Me gusta poner a personajes en situaciones límites, de esas de las cuales no es fácil salir. Y si son personas comunes y corrientes, mejor. Me gusta jugar con esa idea de “esto que le pasa al personaje es totalmente absurdo, pero cuidado: también le podría pasar a usted”.
—¿Cuál es tu cuento más autobiográfico del libro?
—“Pelopincho”, pues comienza con un niño que durante años espera que los padres le regalen esa pileta y esto nunca ocurre. Me sucedió a mí.
—¿Qué cambió en vos como escritor entre el que publicó Estoy harto de que me saquen fotos y el que publicó el nuevo libro?
—Según mi estimado editor (José María Marcos) en este libro estoy más bravo, “recargado” es el adjetivo que utilizó. El humor es más ácido, quizás desde una mirada no exenta de cierta crueldad. Los años dirán si me ablando y termino escribiendo cuentos para niños o empeoro y en ese caso me convierto en un maldito sarcástico de tiempo completo.
—¿Con qué se va a encontrar el que lea el libro?
—Con once relatos en los que no se sabe qué va a suceder en las siguientes diez líneas. Con cuentos satíricos en los cuales están presentes la ironía, la crítica o retrato social, el absurdo más descarnado.
—¿Cómo surgió la posibilidad de editar nuevamente con la editorial Muerde Muertos?
—Mi primera experiencia con ellos (la antología Estoy harto de que me saquen fotos) fue óptima para mí. Disfruté mucho hacer el libro con ellos, se trabaja con mucha comodidad y detectan enseguida de qué va el libro, cómo pueden potenciar ese material y luego lo apoyan mucho. Creo que es lo que cualquier autor desea para su obra.
—¿De qué tema todavía no escribiste y te gustaría hacerlo en un futuro?
—No he escrito creo sobre el 98% de los temas posibles y no descarto nada, porque nunca sé adónde las ideas o la imaginación me van a llevar. Tengo cuentos inéditos sobre vampiros, dinosaurios, asesinos seriales, tortugas que quieren triunfar en la danza, con eso te digo todo.
—¿Qué libros o autores recomendarías?
—Los cuentos de Saki y Roal Dahl son siempre de absoluto disfrute para cualquier lector en cualquier momento.
—¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
—Sigo con una especie de gira o “tour” de presentaciones de este libro, todavía me falta llevarlo a muchos lugares, queda mucho por recorrer. Y luego retomaré algunos cuentos inconclusos y pegaré un vistazo a unos poemas que escribí durante el verano y que podrían ser el puntapié de una nueva antología.