Reseña de Los ojos de la divinidad de Pablo Martínez Burkett (Muerde Muertos, 2013) | En Los Apuntes de Dana
Ya leí a Pablo Martínez Burkett, tienen mi opinión sobre Mondo cane en la etiqueta Lecturas (pinche aquí) pero me quedé con ganas; si bien ese libro me gustó mucho, necesitaba leer más.
Los ojos de la divinidad contiene menos cantidad de cuentos pero más largos.
Mi clara intención fue comprobar si el efecto que causa la escritura de este autor en los relatos breves se mantiene en textos más elaborados.
Y vaya que sí.
Estamos en la era de la velocidad, del mensaje corto, de alto impacto. Con muchos libros de corte realista y lenguaje coloquial que nos llevan a leer de un tirón, aunque muchos autores no estén de acuerdo en que se pueda leer así.
Me pasó de terminar un libro en día y medio, no de apurada sino porque la prosa me llevó a eso.
Entonces me encuentro con catorce cuentos que demuestran lo indispensable que es leer a Burkett, digo, si uno quiere adentrarse en lo mejor de la narrativa.
El estilo más barroco quizás, la vuelta filosófica que tienen sus historias, la constante búsqueda de algo más, el planteo de situaciones cotidianas con vueltas fantásticas, hacen de este libro de relatos algo mágico.
A diferencia del libro anterior que tiene ciencia ficción, un toque de terror y algo de humor, Los ojos de la divinidad plantea más bien un cuestionamiento a la existencia. A la propia.
Cada historia nos invita a replantear ciertas creencias, a intentar comprender el destino de los protagonistas que bien podríamos ser nosotros, huyendo de viejos ideales o teniendo la fantasía de vivir una vida distinta.
Todo lo que se puede ‘ver’ en este libro, no lo verán con sus ojos humanos —como dice Bhagavad Gita—, porque ellos son finitos e imperfectos. Agudicen sus sentidos, imaginen su vida en cada personaje y serán parte de una aventura única.
Voy a nombrar mis preferidos:
“El otro simulacro”: la historia de una peluquera que aprovecha la confusión con su nombre y vive el sueño loco de ser la viuda de Borges, en un pueblo que guarda el secreto y la contiene.
“Sin contraseña”: un hombre tratando de imaginar artilugios para evitar la sensación causa y efecto, un juego perdido en el sobre del Hospital que contiene su diagnóstico.
“La ciudad de la furia”: nos cuenta cómo su personaje intenta sobrevivir a un amor imposible, también en una ciudad imposible como Buenos Aires.
“Bailando con Schopenhauer”: o cómo el fulgor anómalo de una presencia femenina hizo tambalear a este misántropo que Burkett nos pone de protagonista.
Por supuesto, “Los ojos de la divinidad”: cuento con música de Prince que relata una película que ojalá filmes Pablo, porque es tan visual.
En fin, cuentos que me despabilaron por un lado y me pusieron en trance por otro, que me hicieron morder el labio inferior varias veces y casi siempre me dejaron sonriendo.
No soy de formular promesas, pero les prometo que si lo leen lo van a disfrutar un montón.
Dicen que los placeres nos sorprenden mejor cuando no los buscamos, no es el caso, fui por Los ojos de la divinidad a propósito y no puedo estar más satisfecha.