Reseña de Mondo cane de Pablo Martínez Burkett (Muerde Muertos, 2016) | Lunes 11 de marzo 2019 | En Los Apuntes de Dana
¿Cuántas sorpresas te podés llevar al abrir un libro? Muchas, ¿no?
En este caso son 60, una atrás de la otra. Burkett no te da respiro.
No sé por qué sigo diciendo que no me gusta este género, ahora no puedo parar de leer cosas que me asusten.
“Uh, mamá, esa tapa es buenísima”, dijo el niño y me convenció.
La edición también me gustó mucho, me llamó la atención que todos los cuentos —menos uno— empiezan del lado izquierdo.
Todos los cuentos tienen una extensión de dos carillas menos dos, el que empieza del lado derecho que ocupa media y el anterior, que justamente se extiende por dos hojas. Creí que estaba loca pero mi amiga Eme me dijo lo mismo. No me exime de locura ni a ella menos pero algo hay ahí. ¿O no?
Lo maravilloso de este libro es que el terror viene mechado con ciencia ficción, aderezado con mucho fantástico. Para acompañar con vino tinto, por favor.
Son historias breves que no siempre cierran en el final y te quedan dando vueltas por la cabeza durante un tiempo más.
Me dije: Dana, hay que saborearlas, sostenerlas en la boca, frotarlas contra el paladar. Para después tragarlas, asimilarlas, con un beso a la copa.
Los escenarios del relato fantástico suelen ser castillos, mansiones, abadías, casas en ruinas cubiertas de hierba. Burkett te abre el portal en medio de la 9 de Julio, en medio del campo, dentro del subterráneo o en la luna. Como el país de Lovecraft con Innsmouth, Dunwich, Arkham, pero acá. Hay varios epígrafes dedicados a él.
Lo que se ve una vez traspasar ese umbral es un freak show como dice Ricardo Acevedo Esplugas en el prólogo. Porque estos no son cuentos fantásticos y nada más, hay terror, náuseas, actualidad, leyendas, fantasmas, hasta una pizca de humor tiene.
Hay que leerlo como si una realidad paralela sucediese en la vereda frente a la nuestra, vamos y venimos de ambas en cada relato.
No hay forma de seguir adelante en este mondo si no miras para todos lados antes de cruzar.
“Mondo cane”, un cuento que me hizo emocionar porque soy refreak también. Hablar de La Secta de los Filósofos con Ts’ui Pen como su líder, predicando la doctrina de regresar al vértigo del libre albedrío... ¡gracias! Como estudiante de Filosofía, te agradezco este guiño.
“Sospechas baldías” es mi preferido desde el epígrafe con otra cita del filósofo Kierkegaard, considerado el padre del existencialismo. El protagonista libera sus sentidos al focalizar en las baldosas del baño, se hace consciente de él mismo, se cuestiona el formar parte de un conjunto a través del piso. A Kierkegaard se le cuestiona ser demasiado individualista. Aplausos.
“Hacia un mundo de sombras subterráneas” es la suma de todos los miedos, quien sea hipocondríaco, espere a terminar el libro. Vuelva a este cuento, tome una respiración profunda y lea, lea con ganas. Si no murió en los otros 59, ya es inmortal.
“Lo hubiera hecho mejor”, o como una vez que lo terminás querés ser parte del experimento del que habla y convertirte en Julia Florencia, de Banfield. Fantástico: “Muchas veces he pensado que si hubiera podido explicar lo fantástico nunca hubiera escrito ningún cuento fantástico. Escribirlos es, pues, mi único comercio con lo fantástico, y tengo que declarar honestamente que el concepto que tengo de este territorio no entra en lo racional”. Julio F. Cortázar.
“Otra vez”, un relato exquisito sobre el amor que no necesita explicación. Como dice Wilde, “el amor es más fuerte que la muerte”. Aunque tenga que matarte, dos o tres veces, te amo.
Podría detenerme en todos los cuentos, podría decir algo de cada uno.
Pero el tema es este: prefiero que los lean.
Porque si no pueden caer bajo el poder de un payé (hechizo), y en vez de evitar peligros los atraerán.
Definitivamente es un libro al que voy a volver, merecen mis ojos releer frases como: “Si fuera capaz de la emoción diría que fue un inusitado fulgor en su mirada lo que conmovió mi matriz de silicio”.
(En Gandhi y en Librería Menéndez se consigue, quedan pocos. Corran, no lloren después).