Palabras de José María Marcos en la presentación de Crónicas del mal, de Alberto Ramponelli (Muerde Muertos, 2014), el sábado 6 de diciembre de 2014 en la Biblioteca Municipal
de Morón.
Luis Lhooner, Alberto Ramponelli, José María Marcos y Gloria Arcuschin. |
María Negroni en su Galería
fantástica (2009) opina que lo mejor de la literatura de América Latina es “una
deriva de la literatura gótica”, y coincido con ella. ¿Por qué? Se trata de “una resistencia a las cárceles de la
razón y del sentido común”. Es “la grieta que, en la arquitectura del orden, se
abre para impedir la calcificación del sentido y las jerarquías del
pensamiento”. En lo personal coloco a Ramponelli en esta tradición.
Conocí a Alberto como lector hace unos cuantos años en mi
búsqueda por rastrear autores contemporáneos argentinos que mantuvieran
una filiación con la literatura fantástica, más vinculada al terror y lo
gótico. Mi pesquisa tenía que ver con hallar antecedentes de una literatura que
presentía debía tener sus referentes, pero a la cual me era muy difícil
acceder por los canales habituales donde “se habla” de literatura.
Cuando finalmente leí El
último fuego (2001), Viene con la
noche (2005) y Una costumbre de
Oceanía (2006), lo tuve entre mis referentes sin que él lo supiera. Ya
cuando salió Apuntes para una biografía
(2009), una gran novela desde lo formal y desde el contenido, le propuse una
entrevista para la revista Insomnia y
nos conocimos personalmente. Luego leí sus otros libros: Desde el lado de allá (1990, el propio autor me hizo una fotocopia),
Gente rara (2011) y Esperando a los tártaros (2013), que
recopila narrativa breve, poesía y teatro.
En el camino fuimos forjando una amistad y nació la
editorial Muerde Muertos.
En 2013 desde este sello editamos Osario común. Summa de fantasía y horror, compilación realizada por
Patricio Chaija con 17 autores contemporáneos, entre los cuales está Alberto
Ramponelli.
De este modo comenzamos a charlar sobre la posibilidad de
editar el octavo libro de Alberto: Crónicas
del mal, una obra basada en casos policiales argentinos.
¿Y por qué?
En primer lugar, porque el autor es Alberto Ramponelli y eso
es garantía de buena literatura.
En segundo orden, porque Crónicas
del mal es un gran libro.
Aquí Ramponelli indaga en lo más oscuro del alma para tratar de develar por qué un ser humano es capaz de transformarse en un asesino. Para ello
reconstruye resonados casos policiales argentinos, en una franja que va de 1914 a 1958, a partir de los
archivos de la Hemeroteca
de la Biblioteca Nacional
Mariano Moreno y el Museo de la Policía
Federal. La tapa que ilustra este volumen es la foto del
cuchillo protagonista del primer cuento que abre la serie.
A simple vista, uno podría decir que se trata de un libro más
de casos policiales. Incluso, hoy, estamos bombardeados de noticias de este
estilo, a través de la tele, la radio, los periódicos, internet.
Cabe entonces interrogarse, ¿en qué se distingue este libro de los demás relatos?
Cabe entonces interrogarse, ¿en qué se distingue este libro de los demás relatos?
Crónicas del mal
se anima a ir contra lo establecido y reflexiona (vuelve a abrir interrogantes)
sobre el origen de la maldad.
Se pregunta si el mal viene desde el interior del ser humano,
o tal vez es algo externo que momentáneamente lo toma.
También quiere saber qué pasa con los objetos que han sido
irradiados por ese mal. ¿El cuchillo del pescador sigue conservando la memoria
del asesinato? ¿O, tal vez, el dolor de la víctima?
Son cuestiones que quizá no tengan una respuesta unívoca, o, a
lo mejor, haya que apelar a la imaginación para hallar alguna pista, pero, en lo
personal, me hicieron pensar en algo. Supongamos que les digo a los hombres
presentes: “Traje aquí el pulóver y la camisa que el odontólogo Barreda vestía
mientras mató a toda su familia. Son prendas impecables. De primera calidad.
Tus hijas, tu esposa y hasta tu suegra te van a adorar cuando las uses”.
No sé
cuántos nos animarías a usar este pulóver y la camisa. ¿Y por qué no? Si
racionalmente cualquier podría decir, ¿qué tiene que ver la locura de Barreda
con estas prendas?
Hay algo de lo que este libro habla por reflejo.
En una
sociedad donde se nos quiere hacer creer que la humanidad está absolutamente “perdida”,
que no hay valores, que la vida no vale nada, yo creo que este tipo de
comportamientos primarios lo desmienten.
Rechazar la prenda de un asesino (o tenerle aprensión a un
escenario de un crimen) habla de que los seres humanos aún conservamos el
registro de que algunas cosas tienen el valor de lo sagrado.
En este caso me refiero a la vida.
Y no sólo desde una cuestión religiosa, sino como un
prodigio de la naturaleza.
Esa intuición (la vida sigue siendo un valor sagrado) está
en el corazón de Crónicas del mal.