Por RAR, editor de INSOMNIA (*)
La editorial Muerde Muertos publicó recientemente Osario común. Summa de fantasía y horror,
con diecisiete autores contemporáneos que frecuentan la literatura de terror,
con selección, introducción y notas de Patricio Chaija. Integran la summa
cuentos de Fabio Ferreras (“En el patio, con Mortimer, conmigo”), Mariana
Enriquez (“Fin de curso”), Pablo Schuff (“La habitación de mamá”), Pablo Tolosa
(“El que habita en las arenas”), Jorge Baradit (“Enterrado”), José María Marcos
(“Ojos verdes”), Walter Iannelli (“Metano”), Alejandra Zina (“El centinela”),
Claudia Cortalezzi (“Abrirse paso”), Ignacio Román González (“La mecánica del
infierno”), Gerardo Quiroga (“El comienzo”), Ricardo Giorno (“Quemar a madre”),
Sebastián Chilano (“Gringos de tierra y río”), Gustavo Nielsen (“En la ruta”),
César Cruz Ortega (“Solución de continuidad”), Alberto Ramponelli (“La
estatuilla y la muerte”) y Emiliano Vuela (“Afuera sigue cayendo ceniza”). “Quienes
leen esta obra van a encontrar con un muestrario de textos de calidad, atroces,
inteligentes, con voces muy novedosas y sólidas de la narrativa contemporánea.
Con autores y obras que, a su vez, nos abren las puertas hacia variados y
originales universos. Es un libro conceptual, con una introducción y un epílogo
que dan una perspectiva sobre el valor del campo de la fantasía y el horror,
como una forma de pensar la realidad, interpelarnos e interpretar nuestros
días”, explicó Patricio Chaija, el compilador de la summa.
EL NACIMIENTO DE OSARIO
La summa nació de los habituales intercambios entre
escritores que realiza Muerde Muertos en distintas partes del país. En uno de
ellos, José María Marcos compartió una actividad con Patricio Chaija, en Bahía
Blanca, y surgió la posibilidad de gestar esta summa. Chaija se encargó de la
selección y contó: “Pensé en autores que estuvieran trabajando en la actualidad
abocados a la literatura de fantasía oscura y me centré en los cuentos que más
me atraparan. Busqué textos de horror que tuvieran algún peso específico en lo
estrictamente literario, que condensaran algún momento bien trabajado desde la
historia y desde la apuesta en el lenguaje. Así como hay cuentos de autores
conocidos y consagrados, también aparecen escritores aún poco conocidos. De
hecho, dos de los seleccionados para Osario común aparecen por primera vez en
un libro. Agradezco la confianza dada por Muerde Muertos para realizar este
trabajo, y estoy muy contento con el resultado de la summa. Ojalá que les quite
el sueño a sus lectores”.
Los hermanos Carlos y José María Marcos explican en el
epílogo “La summa y el péndulo” el porqué de bautizar a este libro como “summa”
en lugar de “antología”. Dicen los autores: “Hemos desenterrado —los muerde
muertos no podemos menos que desenterrar— el arcaico vocablo de la summa,
debido a su antiguo e ineludible sentido: el del diálogo. La reciprocidad entre
los autores, los lectores, los temas y su tiempo nos vuelve responsables de
nuestro momento histórico. Aislar los procesos, desvalorizar los esfuerzos,
desconocer el empeño, ignorar el trabajo de colegas, no hace otra cosa que
reducir nuestras miradas, nos detiene en el avance o nos inhibe ante cualquier
crecimiento. En ese sentido, nuestra summa tiene una robusta perseverancia
anclada en el entrecruzamiento, en la confluencia de voces actuales
absolutamente disímiles en el ámbito del horror contemporáneo, como un espacio
fundamental para ver, oír, hablar, habitar y pensar el mundo en que vivimos. Osario común. Summa de fantasía y horror
es una muestra del enorme potencial de los creadores abocados a descubrir y
cultivar la belleza que se oculta en el laberinto de la noche. La manera de
abordar lo fantástico y lo tenebroso varía de relato a relato, tanto en el
estilo elegido como en la manera de recrear ciertos temas y argumentos,
mientras que sus frágiles fronteras son parte de la misma riqueza que
posibilita la permanente renovación y su imperecedera vigencia. El trabajo de
recopilación a cargo de Patricio Chaija, escritor especialista en la literatura
macabra, ha sido de excelencia y se lo agradecemos como lectores. Quien
transite estas páginas podrá comprobarlo”.
CADA CUENTO CON SU
HORROR Y SU FANTASÍA
Osario común. Summa de
fantasía y horror es un exquisito y variado catálogo de horrores y
fantasías varias, recomendado para los amantes del terror y también para
quienes disfrutan de la literatura en general. Aquí un brevísimo resumen de lo
que trae cada relato:
“En el patio, con
Mortimer, conmigo”, de Fabio Ferreras: El mundo de los sueños sigue
fascinándonos con sus mensajes indescifrables. Un hombre despierta tras una
larga pesadilla y siente la necesidad de regresar al hogar de su infancia para
cerrar una antigua herida. Su perro Mortimer será el testigo de este periplo.
“Fin de curso”, de
Mariana Enriquez: La adolescencia es una época de violencia y
desorientación, cercana a la locura. Una joven comienza a lastimarse,
provocando zozobra entre sus compañeras de escuela. Su imagen empuja a sus
compañeras a una zona ambigua donde laten al unísono el deseo y el miedo.
“La habitación de
mamá”, de Pablo Schuff: Un escritor quiere reconciliarse con sus fantasmas
mientras crea su nueva novela. En la casa de mamá, el pasado es siempre
presente y, también, futuro.
“El que habita en las
arenas”, de Pablo Tolosa: Relato lovecrafteano desde el título. Un hombre
sigue la pista de un extraño ser que vive en el sur patagónico. Una cuidada
prosa poética ayuda a ingresar a este mundo de pesadilla.
“Enterrado”, de Jorge
Baradit: No siempre tenemos la ocasión de poder acceder a la visión de un
enterrado. El narrador nos revela ese punto de vista, mientras su cuerpo se va
descomponiendo en medio de la inquietud. Pero no todo se queda en ese primer
impulso: poco a poco, el protagonista nos va revelando una inquietante
cosmogonía.
“Ojos verdes”, de
José María Marcos: Un viejo donjuán vive en un abandonado complejo
turístico bonaerense. Alrededor crece la vegetación, y un lago irradia su
aparente calma sobre la vida del anciano, quien se ha ido mimetizando con su
entorno. La visita de una bella mujer, que se conecta con otra aparición del
pasado, le revela que el amor puede adquirir formas inesperadas.
“Metano”, de Walter
Iannelli: La muerte es el destino común de todo ser humano. En una extraña
sociedad, las personas explotan a causa del metano. Un niño comienza a
familiarizarse con la finitud, a partir de la muerte de sus seres queridos. Su
mirada es la clave del relato.
“El centinela”, de Alejandra
Zina: El fantasma de un conscripto regresa una noche a la vida de un
compañero de colimba y su esposa. Se forma inesperadamente un trío donde un
oscuro erotismo atraviesa todo el relato.
“Abrirse paso”, de Claudia
Cortalezzi: Estremecedor relato de sangre. Una joven, que ha ejercido la
prostitución, está embarazada y recibe el ofrecimiento de ganarse un buen
dinero por sacarse unas fotos. No sabe que no se trata de un cliente común que
se conforma con tomar algunas imágenes. Elementos quirúrgicos y ácido son
elementos que se suman al teatro del horror.
“La mecánica del
infierno”, de Ignacio Román González: En un futuro indefinido, un grupo de
científicos encuentran los restos del diablo y deciden clonarlo. Delirante y
audaz relato, con consecuencias poco felices para los investigadores.
“El comienzo”, de Gerardo
Quiroga: A veces, basta con contemplar lo que le sucede a otro para
entrever nuestro futuro. Un hombre atropella a un desconocido y huye. Eso sí:
fugarse no es un buen plan para dejar atrás las culpas.
“Quemar a madre”, de Ricardo
Giorno: La terrificación de otros planetas puede ser una salida para cuando
se acaben nuestros recursos naturales. Sin embargo, también puede ser el comienzo de
nuevos espantos. El vocablo “madre” tal vez oculte un horror inenarrable.
“Gringos de tierra y
río”, de Sebastián Chilano: La presencia de un río es el telón de fondo
para una inquietante conversación que deja entrever los contornos de un espanto
difícil de describir.
“En la ruta”, de Gustavo
Nielsen: Una ruta desértica camino a Bahía Blanca es el escenario de este
cuento de espectros. A un hombre se le descompone el auto y debe pasar la noche
en una casona junto a dos ancianos que lo “quieren como a su hijo”. No sabe aún
que la casa es capaz de recordar un hecho ocurrido años atrás.
“Solución de
continuidad”, de César Cruz Ortega: Cuando los problemas mentales llegan,
la memoria de un hombre se convierte en un embravecido mar de recuerdos. A lo
mejor sea éste uno de los peores castigos para quien desea olvidar un crimen
atroz.
“La estatuilla y la
muerte”, de Alberto Ramponelli: Los objetos nos maravillan por los secretos
que guardan. Aquí, una estatuilla es el hilo conductor de un horrible crimen.
Narrado al modo de una crónica policial,
el relato sigue las pistas de un elemento que quizá sea el portador de
la maldad.
“Afuera sigue cayendo
ceniza”, de Emiliano Vuela: Relato de zombis en una escuela pública. Caen
cenizas del cielo al modo de El Eternauta,
de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, mientras adentro del
establecimiento se teje un entramando de relaciones de poder.(*) Edición Nº 195, marzo de 2014