EL JUEGO DEL ASOMBRO. El nuevo libro de Martín Etchandy. El escritor acaba de presentar su nueva obra, una serie de cuentos y microrrelatos plagados de humor, sátira y ciencia ficción.
De la redacción de La Nueva | Viernes 23 de junio de 2023
El escritor Martín Etchandy, nativo de la localidad de Villalonga y radicado desde hace quince años en nuestra ciudad, acaba de publicar su tercer libro de cuentos, dentro de una producción que abarca también cuatro antologías poéticas. Se trata de El juego del asombro y está integrado por dieciocho relatos y microrrelatos atravesados por la sátira, el humor negro, lo fantástico y hasta la ciencia ficción. En palabras del autor de la contratapa, Patricio Chaija, en la obra “lo desopilante es ley. El humor se desenvuelve en una esgrima sutil, donde el lector intenta prever qué palabra viene a continuación y sus designios son, felizmente, frustrados”. Refiere luego: “Con El juego del asombro, Etchandy vuelve a conquistarnos con mano diestra y aguda. Pero no invita a la carcajada fácil, sino que nos paraliza con un gesto cómplice y satírico, que divierte y hace pensar”. Por sus páginas asoman una mujer dispuesta a todo para consumar su venganza en medio de una boda, un tenebroso delivery que pone a prueba la integridad de una familia, dos pioneras en el exterminio de vampiros, un grupo de ancianos que encabezarán una rebelión dentro de su geriátrico y hasta una impensada sesión de espiritismo entre dos personajes claves de la Historia Argentina. “Todo puede suceder en mis cuentos, no hay límites a la hora de imaginar situaciones delirantes, personajes extravagantes, resoluciones inesperadas ni encuentros imposibles. Sentarse frente a una hoja en blanco para dar vida a personajes e historias, es parte del juego más fascinante que existe para mí: el de crear a través de la escritura”, señala Etchandy. “Las primeras lecturas y devoluciones de la obra dan cuenta de un enorme disfrute por parte de los lectores, quienes me hacen llegar sus comentarios y afecto, lo cual agradezco muchísimo porque es el combustible necesario para escribir y editar en estos tiempos tan difíciles”, concluye el autor. Con edición de José María Marcos para el sello Muerde Muertos de ciudad autónoma de Buenos Aires, el libro fue presentado el pasado 14 de mayo de 2023 en la última edición de la Feria Internacional del Libro y también en el Instituto Superior de Formación Docente N° 79 de la ciudad de Punta Alta. En Bahía Blanca, el lanzamiento se realizó el jueves 15 de junio en el Centro Histórico Cultural de la UNS, con la participación especial de los bailarines Hale Vega y Jeremías Campo Salinas y el narrador Jorge Egler. En los próximos días está prevista su llegada a las principales librerías de la ciudad y la región y la realización de nuevas presentaciones en las localidades de Pedro Luro y Villalonga.
Dedos
Por Martín Etchandy, cuento del libro El juego del asombro (Muerde Muertos, 2023)
No suelo hacer comentarios en persona ni en redes sociales sobre las directoras de las escuelas donde trabajo; podría traerme consecuencias negativas y creo que uno debe ser cuidadoso con cuestiones de su ámbito laboral. Sin embargo, necesito contar lo que me sucedió hace algunos días en un establecimiento que, por supuesto, no puedo mencionar. Titularicé un cargo allí hace un par de años y desde que lo hice no paré de escuchar comentarios acerca de la severidad de la directora. Que no te deja pasar una, que ha hecho actas por una llegada tarde de tres minutos y cosas por el estilo.
Al volver a casa en colectivo, una colega me contó que a cierto profesor de educación física que perdió dos pelotas de vóley le cortó un dedo. Me pareció un delirio, por supuesto, pero poco después una preceptora me dijo, en voz baja, que a una colega suya, que se olvidó de guardar el equipo de música tras un acto escolar, también le había
cortado un dedo. En este caso, el meñique. Por supuesto, la cosa no me gustó nada, aunque es sabido que en las escuelas siempre circulan rumores que de verdad tienen muy poco.
Hace dos semanas fui a la dirección a retirar mi declaración jurada de horarios y la directora no estaba. Como la necesitaba con urgencia, y nadie estaba mirando, se me ocurrió entrar y abrir el cajón de su escritorio por si la tenía a mano. Grande fue mi conmoción cuando encontré una cajita semiabierta con una buena cantidad de dedos. Al salir horrorizado del lugar, me crucé en la galería con dos auxiliares y la bibliotecaria. Llevaban guantes negros, de esos que permiten disimular la carencia de alguna falange.