Por Magda Bárcenas Castro | Publicado por el Milenio de México | 22-10-2017
En diciembre del año pasado mi amigo el escritor Sebastián Salas me regaló Los sorias, la novela más larga de la historia Argentina escrita por nuestro mentor Alberto Laiseca. Muchas personas conocen este libro pero son muy pocos los que lo han leído. Esta obra tiene 1344 páginas y aunque visualmente pareciera interminable, los capítulos están tan bien estructurados que resulta muy fácil de leer. Cargar el libro es en realidad lo difícil (aunque últimamente ha sido mi compañero en mi tiempo libre en algunos parques). Hoy es uno de esos días en los que me entrega un nuevo mensaje justo en el capítulo 123 de la página 837: “Sueño debe entenderse como voluntad. No como un simple soñar”. Recuerdo las palabras de Lai una de esas tantas tardes que pasamos juntos compartiendo las letras, en ese momento no tenía editorial y me sentía desanimada. “Tarde diez años para escribir Los sorias y dieciséis para editarla. Ten paciencia lo vas a lograr”. Nunca olvidaré ese día. Hoy ya no está mi segundo padre pero lo siento conmigo cada que leo un capítulo de esta obra maestra de la literatura argentina contemporánea. A cuatrocientas ochenta y siete páginas del final de esta obra —que resulta enviciante— he elegido algunas frases que espero disfruten conmigo: “Somos esclavos de la etiqueta”, “No habré sido cruel e injusto con una gente cuyo único crimen, tal vez ha sido pensar diferente a mí?”,“Hubiera sido tan hermosa la vida. Justo ahora que podía gozar los frutos de mi talento, debo morir. Pero es la voluntad del destino. Debemos resignarnos”, “La gente no tiene coraje, es lo que pasa. Tienen miedo de que los lleven al manicomio.Y ojo que me incluyo. Pero un día vendrá a la tierra alguien capaz de jugarse sin meditar en las consecuencias”,“Los errores les servirán de experiencia”, “Me rechazarán solamente la mayoría pero no los más iluminados”. Alberto Laiseca se hizo eterno, dejó una herencia literaria increíble, pero lo más bonito de todo esto es que me enseña a seguir amando las letras. La novela Los sorias demuestra que cualquier libro es sencillo de leer. No importa su volumen. ¿Cuántos libros tenemos en casa y no hemos abierto? Cada noche después del trabajo llego a casa cansada pero tomo un libro y me sumerjo en un mundo que me transporta a un lugar más bello. Los libros nos dan ese poder. Los libros son esos compañeros silenciosos que tienen mucho por decirnos a la hora que los tenemos de frente. Nelson Mandela decía que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Hagamos ese cambio…sólo basta con tomar un libro.