Acaba de ver la luz Haikus
Bilardo, de José María Marcos y Fernando Figueras, por la editorial de los
mismos hermanos uribelarrenses. Los mundiales 86 y 90 en versos breves. Hoy: el
partido contra Inglaterra, y una anécdota de un velorio en Cañuelas.
Por Juan Manuel Rizzi para La Información (*)
Por Juan Manuel Rizzi para La Información (*)
No se puede negar la originalidad del proyecto —hoy realidad— de escritura de José María Marcos y su amigo Fernando Figueras: hacer de la dudosa invención de la métrica de un poema ex japonés —puesto que la fiel traslación a un idioma latino es imposible— una formación de fútbol: el 3-5-2 de los equipos de Bilardo. Existe el dogma del haiku (el 5-7-5 de sus versos, y la mención al paisaje), y existe la creatividad. Igual que en el fútbol.
Con la defensa (3), el mediocampo (5) y la delantera (2)
Marcos y Figueras crearon equipos de haikus dispares, en el que se unen y
coadyudan todos los asombros y las pasiones del deporte, no exento —como
sabemos— de metáfora y momentos poéticos. Por un lado revelan un comentario del
partido —cada uno de los que jugó Argentina en dichos mundiales— y se agrega la
admiración, el enojo, la impaciencia, el desborde, características de nuestro
hincha—espectador. ¿Y la espiritualidad del haiku propugnada por los
orientales? El espíritu también es pasión de pueblo, cultura de muchos.
Tal vez sea exagerado el comentario de Sergio Olguín en la
contratapa al equiparar la
Guerra de Troya y el Cantar del Mio Cid con los Mundiales de
Fútbol y la necesidad de poetas que lo canten, pero no se puede dejar de dar
razón a que la gesta —en realidad, juego— del fútbol está ya tan metido en
nuestra esencia como los griegos y el idioma español.
La presentación se realizará en la Zona
Futuro de la 40º Feria del Libro de Buenos Aires, en el Predio Ferial La Rural , el viernes 25 de
abril, de 18:30 a 20. Luego desembarcarán en el 4º Festival Azabache de Novela
Negra y Policial, a realizarse entre el 15 y 19 de mayo en Mar del Plata.
El libro de la Editorial Muerde Muertos
ya está distribuido a través de Galerna, se consigue en sus sucursales: www.galernalibros.com/librerias.php
.Para envíos a domicilio escribir a malpascal@yahoo.com.arm
, en el caso de Capital (y por intermedio de la familia, en Cañuelas).
TESTIMONIOS
MUNDIALISTAS
Haikus Bilardo se
ha enriquecido con testimonios (en forma de recuerdos, anécdotas, poemas) de Daniel Roncoli, Juan Manuel Rizzi,
Ariel Mazzeo, Ignacio Marcos, Sergio Gómez, Gustavo Basiukevitz, Pablo
Iglesias, Carlos Condenanza, Hernán Cucuza Castiello, Sergio Giuliodibari,
Sergio Errecart, Maximiliano Moscato Luna, Leonardo Oyola, Alberto Laiseca,
Juan José Burzi, Fernando del Rio, Liliana Bodoc, Maxime Tankouo, Luis Mey,
Patricia Ratto, Pancho Rodríguez, Guillermo J. Naviera, Demián Rugna, Mariana
Kozodij, Hernán Bergara, Romina Grosso, Juan Guinot, Emma Luisa Rivera, Lucas
Berruezo, Carlos Marcos, Patricia Maidana, Ángela Ver, Mica Hernández, Horacio Convertini,
Alejandra Marcos, Nora Coria, María José Sánchez, Juan Carrá, Ariana Bouzón,
Julián Barsky, Miriam Maidana, Paulo Soria, Matías Mauricio, Gabriel Juárez,
Matías Orta, Juliano Ortiz, María Mercedes Bisordi, Fernando Gabriel Caniza,
Jorge Sagrera, Nicolás Correa, Gilda Manso, Hernán Domínguez Nimo, Ricardo
Ruiz, Martín Andrés Hain, Iñaki Echeverría, Marcelo Guerrieri, Pablo Martínez
Burkett y Sergio Olguín. Las ilustraciones de tapas e interior las realizó
Matías Berneman.
ANÉCDOTA DE DANIEL RONCOLI: UN MINUTO DE BARULLO
El segundo gol de Maradona a los ingleses contiene millones
de historias. A una la llevé a un cuento, titulado “Un minuto de barullo”, que
es la narración casi textual de un hecho que aconteció en mi pueblo, Cañuelas.
El velorio del papá de un buen amigo, el Sordo Lespada, comenzó a perder
público en competencia desleal con el épico partido ante Inglaterra cargado de
tantas connotaciones. La casa de familia, el ámbito del sepelio, sufrió una
migración paulatina y sostenida que no asombró a los deudos. Tanto es así que
Daniel, el hijo menor, mi compañero, decidió prender el televisor. Primero de
modo tímido y, luego, de manera más enfática, los que fueron quedando,
comenzaron a acercarse al aparato. De pronto, el eje del dramatismo cambió de ambiente:
el cadáver se quedó solo y las lágrimas se vieron suspendidas por largos
minutos. Durante la jugada consagratoria el volumen del relato ya había
abandonado el respetuoso murmullo y el gol se gritó sin remilgos porque Diego
nos hizo sentir que estábamos en otra galaxia. La arremetida final de los que
portaban la bandera de Lineker tuvo un frío mortis que, por unos instantes, nos
devolvió a nuestros zapatos tristes. El pitazo final trajo nuevos llantos pero
de alegría y las gargantas enlutadas liberaron respiraciones contenidas desde
tiempos remotos y desde un pasado presente de cinco pasos. En una deliberada y
armónica convención el reloj volvió a marcar los minutos del adiós y ninguno
sintió culpa porque el rostro del finado supo dibujar una sonrisa de pincel
zurdo, altanero y morocho. Daniel Roncoli,
escritor y periodista, para Haikus
Bilardo
Inglaterra
Tranquilos,
es un partido,
nada.
Tratamos
de pensar en
eso.
Oh, Dios,
no era verdad.
Odio.
Sabías,
gran barrilete
cósmico.
Sudaca:
era a cruz o
cara.
No había
dónde escapar,
pibe.
La mano
de Dios, primer
acto.
Gambeta
endemoniada,
otro.
Charrúa
Tatagol grita:
¡genio!
Te quiero
cada vez más,
Diego.
Los hóligans
crearon el
fútbol.
Nosotros,
audaces, el
fuego.
Fernando Figueras y José María Marcos
(*) Edición Nº 287, de Marzo de 2014.