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La prosa como aventura

Reseña de Árboles de tronco rojo, de Marcelo Guerrieri (Muerde Muertos, 2012), por Ever Román para El Litorial (*)

Los relatos reunidos en Árboles de tronco rojo abarcan diez años de elaboración. Marcelo Guerrieri —ex técnico de informática, empleado de farmacia, inmigrante en España y Suecia, tallerista de literatura y estudiante de antropología— los fue escribiendo cuando comenzó a asistir en los talleres de Alberto Laiseca en el Rojas, a principios de la década pasada. Los textos fueron apareciendo en antologías diversas hasta esta compilación. Hay en ellos mucho trabajo con los géneros: el policial, el relato de viajes, la acción, el amor, cuentos sobre boxeo, asesinos seriales, catástrofes naturales. Es un cóctel variado que va más allá de los buenos argumentos.
En todas las historias se advierte alegría dentro de la tristeza, un destello de luz, una revelación, y en cuatro a cinco páginas cada protagonista alcanza a mostrarnos su mundo. En pocas carillas, los personajes nos transmiten epifanías, algunos perdidos en el submundo europeo, otros en Buenos Aires y también en provincia. Usualmente al borde del centro de la vida, ya sea viajando, o simplemente por la cotidianidad que les toca vivir.
La característica principal es el extremo cuidado en el decir; Guerrieri rescata la delicadeza, la paciencia y las posibilidades de la fantasía en su prosa. Puede decirse que la narración se fundamenta en lo que podría llamarse una prosa sentimental, o sea, una prosa que no teme a las fluctuaciones de la pasión, la ansiedad, la angustia y también al amor, sino que se adecua a ellas, flexible.
La estructura de los cuentos fluctúa de acuerdo con las emociones de los personajes y el narrador. El más notable a este respecto podría ser “La inundación”. Dentro de una tragedia, la inundación que obliga al desplazamiento de los damnificados, aparece la aventura y también el romance: en cada párrafo, este cuento va abriendo un horizonte nuevo y no es posible predecir hacia dónde va. La sorpresa, por tanto, es constante; mantiene la expectativa en tensión, y es una tensión emocional. Como en los enamoramientos, las situaciones más simples, más torpes, son embellecidas por los sentidos. No puede saberse si lo que prevalece es la desazón, el extravío, la pérdida, o bien el deseo, mezclado con la imposibilidad, las limitaciones de la así llamada vida cotidiana con sus reglas y su historia.
Este libro obtuvo un subsidio del Fondo Metropolitano de las Artes para su publicación. Algunos relatos que aparecen aquí ya fueron premiados: “El ciclista serial”, con el Premio Nueva Narrativa Sudaca Border de la Editorial Eloísa Cartonera. Marcelo Guerrieri también ganó el Premio Nuevos Narradores 2008 del Centro Cultural Rojas y finalista del Premio Nueva Novela Página/12 el año pasado, con una novela aún inédita.
(*) Jueves 27 de junio de 2013.