Dos ciudades. Dos hombres. Dos misterios. Se cruzan en intercambios epistolares. Como la historia de un conde legendario o la de un doctor que pretendió ser Dios. La comparación no es gratuita. Y tampoco exagerada. Porque para abanderar el clasicismo del género en el comienzo del siglo XXI hay que tener espalda. Y acá hay de sobra. Dos. La de los hermanos Marcos. Dos grandes escritores que se animan a lo tradicional en tiempos en los que la tecnología 2.0 está a punto de ser obsoleta. La escritura de Carlos y José María Marcos tiene una precisión matemática. O para ser más exactos con esa ciencia, una precisión binaria. Creo que es el piropo que mejor le calza a esta relación obsesiva... entre dos.
Leonardo Oyola, escritor
Premio Dashiell Hammett (XXI Semana Negra de Gijón)
Buenos Aires, Argentina