Hace mucho frío cuando Artaud el Muerde Muertos es quien sopla | Manifiesto Artaud de Todo

“Publicamos con el afán de demostrar la veracidad de la Teoría del Contraveneno”

Palabras de Carlos Marcos durante la presentación de su libro Inmaculadas (*).

Alguna vez he dicho que publicar un libro es una gran necedad; lo he dicho también en otra presentación de libros. Y acá me ven, reincidiendo con obstinación y perseverancia. Quiero explicar esto un poco más. Hemos aprendido de nuestro padre, por observación y experiencia directa, lo que yo llamo la “Teoría del Contraveneno”. Es decir, te duelen las piernas: nada mejor que acarrear leña en grandes cantidades; tenés mareos: momento propicio para subirse a arreglar alguna cosa en el techo; dolor de estómago: nada mejor que un salamincito con queso; un resfrío o una gripe: ducha de agua fría o remerita manga corta en pleno invierno, con tres o cuatro grados bajo cero... y así, la cautela y la mesura de contrarrestar un mal con otro mal, un veneno con otro veneno, el temple y el arte imposible de neutralizar un huracán con un terremoto, una borrachera con otra borrachera, un Marcos con otro Marcos, un peronista con otro peronista…
Les decía: publicar un libro es una gran necedad y es así, como dicta la gran Teoría del Contraveneno… no sólo nos hemos abocado a escribir libros, sino a publicarlos, a venderlos y a difundir su lectura como modo infalible de contrarrestar necedades. El único remedio contra este tipo de necedades es el empeño. Para una necedad no hay nada mejor que otra necedad y otra y otra y otra…
Hay una anécdota que recoge Norman Mailer en alguno de sus libros (en Los ejércitos de la noche o en La canción del verdugo o en Los desnudos y los muertos), una anécdota que no pude precisar, que en realidad es una noticia trascendida a través de rumores sobre un hecho en la Guerra de Vietnam. Un soldado americano, presa del pánico, bajo absoluta presión y los efectos de algún cóctel de drogas para mantenerse despierto durante tiempo prolongado, arremete ametralladora en mano contra todo lo que se le cruza, amigo, enemigo, etcétera, al grito de “Nadie muere, nadie muere”, dejando a su alrededor un tendal de sus propios compañeros.
Del mismo modo, todos los necios, toda la conjura de los necios empedernidos que estamos reunidos esta noche: escritores, editores, libreros, bibliotecarios y lectores… arremetemos a pura bala contra todo lo que se mueve al grito de “Nadie lee, nadie lee”. Y, sin embargo, continuamos, escribiendo, publicando, vendiendo, aconsejando lecturas, leyendo.
Por mi parte, continúo escribiendo, continúo poblando bibliotecas, recientemente hemos abierto una librería y hemos fundado una editorial.
Muerde Muertos es una editorial dedicada a la literatura de terror, la literatura fantástica y la literatura erótica. Hemos publicado Los fantasmas siempre tienen hambre, de José María Marcos, el brazo político de la editorial; Ingrávido, de Fernando Figueras, el brazo delirante de la editorial; e Inmaculadas, de un tal Carlos Marcos, el brazo armado del proyecto, que intenta el difícil camino de la literatura erótica. Y esta noche tiene su turno este género literario.
La literatura erótica no es más ni menos peligrosa que cualquier tipo de literatura o incluso el diario del domingo, la revista Billiken o cualquier Seminario de Lacan. Podría detallar especificidades del género, darles aburridísimos listados de autores y títulos... imprecisos límites de los parámetros para considerar una obra dentro del ámbito de lo erótico y errabundear por teorías siempre inacabadas y discutibles. Pero lo único que quiero destacar es que, en el caso de la literatura erótica, existe un tipo de hipocresía que trata de diferenciar lo erótico de lo pornográfico. Y, al menos para mí, es más importante distinguir lo erótico de lo obsceno en estos casos. Afortunada o desafortunadamente para la literatura, lo obsceno ha encontrado prosperidad en otros muchos ámbitos de la vida, de lo social, de lo político y de lo cultural. Un buen ejemplo de esto es el Marques de Sade que parodiaba las heroínas de las novelas de Richardson, que ponía a sus personajes femeninos desvaneciéndose ante una palabras subida de tono para mantener la pureza de dama. Sade proponía el desmayo de la inocente Juliette para quedar sometida a las más afanosas violaciones, mientras en cambio las protagonistas de Richardson, luego de un desmayo, ni se inmutaban en castigar a un esclavo sin el menor pudor.
Afortunadamente para la literatura, ya ni se nota la obscenidad de las desigualdades, la obscenidad del abuso, la obscenidad del poder, la obscenidad de la miseria, etcétera, pero aún así... el Pijanosaurio de la tapa asusta, un poco...
La editorial MM intenta tomar de la literatura actual tres géneros más o menos polémicos, más o menos aceptados. Pretendemos que nuestras ediciones no corran las distintas suertes que han corrido infinidad de títulos de la literatura erótica universal. Con escritores, editores y hasta libreros perseguidos, judicializados o teniendo que esconder no sé qué eternas vergüenzas detrás de seudónimos: Bataille, Regis, Paulhan, Aragón, Wilde, Louys, Sade, Gauthier y tantos otros. Nosotros, la Editorial Muerde Muertos, preferimos alegar demencia. Tenemos otras buenas excusas según el caso: posesión diabólica, desequilibrio hormonal, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADD) o, como Robert Desnos, justificarse diciendo que fue escrito en estado autohipnótico; también no haber cursado el jardín de infantes, provenir de familia numerosa, haber estado expuesto a la contaminación lacaniana durante muchos años... o la simple y llana estupidez. Tenemos la imaginación suficiente para inventar el argumento necesario para cada ocasión.
Por último, estuvimos pensando que en la última presentación de libros la maldición dio resultado. Quiero recordarles que lanzamos una maldición para que quienes no compraran el libro perdieran sus dedos y deambularan eternamente por librerías y bibliotecas. Para esta ocasión pensamos en maldecirlos con la pérdida de otras extremidades… Un amigo me recomendó que me comprara un perro que los mordiera a todos… Otro amigo recomendó el uso de una fuerza de choque, la amenaza directa y/o la extorsión.
Pero estimulando la imaginación, que de eso se trata al menos esta noche, les voy a pedir un pequeño ejercicio. Imaginen por un minuto un mundo que no existe, un mundo saturado de explotados, lleno de abusos varios, colmado de codicia, egoísmo, experimentos de ADN, un mundo donde la soledad es cada vez más próspera, mientras la tecnología nos arrasa. Recuerden que este mundo que están imaginando no existe. Un mundo donde la depilación definitiva es posible, donde la superpoblación, la contaminación, el hambre, los dentistas, los psicoanalistas, las maestras jardineras y las mujeres policías no son necesarios... Visualicen en ese mundo, las chicas junto a Georges Clooney y/o a Brat Pitt, y los chicos, junto a quien quieran, y repitan:

Inmaculada, inmaculada, inmaculada…
comprar una sola es una gran pavada…

El escritor tiene que escribir, escribir y publicar, y luego agradecer y hacer silencio. Esta noche voy a agradecer, pero no voy a hacer silencio. En estos empeños quiero agradecer en orden de creación...
—A la familia: Roxana, Salvador y Francisco.
—A los amigos que primero leyeron los sueltos...
—A los muerdemuertos José María, Fernando y Mica.
—Al grupo de lectura místico-delirante La Tuya (Lulu, Silvana, Sosa, Parapugna, Larrea y Guillerma), ¡que me aceptan como una más!!!
—A la librería más "Artaud de todo" que hay en Buenos Aires: Y Su Doble (Guille, Sara y Roxana). ¡Todo, aguante, equipo, contención!!!
—Espacio de Arte de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (Clara Cruglak y Liliana Donzis).
—La Escuela Freudiana de Buenos Aires, especialmente a Adrián Dambolena, Daniel Paola, Estela Durán y Mariel Weskamp, de la comisión directiva.
—Al Taller al Sur con sus “Nueve miradas sobre el Altar de Zeus en Pérgamo”.
—Las editoriales amigas (Outsider y Pulpa), con los que nos fumamos la 16º Feria del Libro Independiente.
—A los corrinchos y fiestorros que nos hicieron un espacio en el Pachamama.
—Compañeras de laburo (también me aceptan como una más): Ana, Lucía, Isabel y Silvana.
—Fermín, Gustavo y Mario (el trío inestable).
—A la bodega Inti-Valley, especialmente a Raquel Buela.
—A Gaby Villalba, quien encarnó a Ludovick A. SkidRow.
Para terminar quiero terminar con otra anécdota sumamente interesante, que no es mía por supuesto, que recoge Bergen Evans en sus crónicas sobre la esclavitud y la Guerra de la Secesión en EEUU:
Un hacendado nota que uno de sus esclavos sonríe todo el tiempo. Con curiosidad, y con la actitud de probar alguna teoría propia, le duplica las horas de trabajo. El esclavo continúa sonriendo. Al poco tiempo le encarga tareas cada vez más pesadas. El esclavo continúa sonriendo. Luego lo castiga ante la menor falta y lo manda azotar con cualquier excusa. El esclavo continúa sonriendo. Finalmente castiga a toda su familia, le retira parte de la ración de alimentos y aplica cuanto castigo puede imaginar. Mientras, el esclavo continúa sonriendo. El hacendado desesperado no le queda otra opción que preguntarle:
—¿Por qué sonreís?
A lo que el esclavo responde:
—Si no fuera tan feliz… ¡sería más miserable de lo que soy!!!
¡Gracias!!!
(*) Escuela Freudiana de Buenos Aires, Cabrera 4422, Buenos Aires, viernes 10 de diciembre de 2010.