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Escribir y publicar en tiempos de pandemia

Por Fabián Rossini | Infocañuelas | 05-05-21


Por supuesto que nadie sabía lo que estaba por llegar. Algunos, como en el caso de Tomás José (Tito) Riva, habían publicado hacia fines de 2019 (en su caso, el libro de poemas La luz, editado por Georges Zanun Editores) y al comenzar el 2020 no pudieron hacer la presentación en público (“presencial” diríamos hoy) de la obra. Después, en silencio —pandemia mediante—, muchos siguieron y siguen escribiendo. Y entre ellos, algunos dieron el paso y publicaron su libro:
► Jorgelina (Pitu) Marcos (de Uribelarrea) publicó Tambula (Editorial Luvina, 2020). Un libro en el que condensa y recrea su viaje a Angola, África, en 2010. En sus páginas la profundidad de los vínculos humanos y del trabajo por una calidad de vida mejor y la alegría del compartir conviven con las secuelas de las divisiones y guerras interminables en un continente sufrido. El libro tiene ilustraciones que hicieron familiares y amigos de la autora para el inicio de cada capítulo. 
► Matías (Kekes) López (cañuelense que vive actualmente en La Plata) publicó Las pantallas. Haikus de cuarentena (2020, edición independiente), una serie de poemas en formato haiku que transmite las vivencias del autor en tiempos de Covid. La publicación de Las pantallas ya fue nota de InfoCañuelas. La edición es muy agradable, cuidada y simple, y fue hecha en La Plata. Leemos uno de sus poemas que lleva el título “Día 21”: “El otoño / solo trajo una pantalla / y varios muertos”.
Fernando Abdo escribió y publicó El viaje y otros cuentos (2020, edición independiente). El autor reúne en él relatos que escribió a lo largo de casi dos décadas. El primero que salvó del olvido fue “El viaje”, que da título al libro en su conjunto. Otros relatos: “La tierra”, “La celda”, “La casa del hombre gato”, “La siesta del general”, “La montaña”, “20 de diciembre” y finalmente uno que invita a descifrar un enigma: “BH365Xjl27”.
 Mario César Fernández publicó Aprender no es un cuento (ed. Luvina, 2020), una sucesión de cuentos, poesías y reflexiones que combinan el humor, la sabiduría, la sorpresa, la sensualidad, en temas variados que son muy queridos al autor: el amor, la in/fidelidad, la amistad, la familia, la muerte, el más allá, Dios, nosotros mismos. Y aprender, una preocupación que atraviesa los textos de principio a fin. Ejemplo de esa combinación mencionada arriba es “Con-tacto”, un relato en el que leemos acerca de un encuentro de Andropausia y Menopausia.
► Osvaldo Omar Contreras Iriarte publicó hace apenas unas semanas El inquilino (edición independiente), una novela cuya columna vertebral es la historia de Desgastado Fernández, quien, cansado de su vida, deja la ciudad, su hogar y a su esposa para probar fortuna en Pago chico, un pequeño pueblo con cerros bajos donde alguna vez su abuelo buscó oro. “¿Por qué los cerros bajos como destino?”, se pregunta Desgastado en el comienzo del libro. Al igual que en el caso del protagonista, los nombres y sobrenombres en El inquilino nos hablan de los nombrados. Ahí están Mortenssen, Rosa Largoú, Soldán, Eloy, Ali-Kal, Delisio, Killimet, Lim-Zul, Bernabé, Adolf… Y, por supuesto, Amalia.  
 Los hermanos Marcos: Carlos y José editaron sendos libros de relatos como parte de los festejos por el 10° aniversario de su editorial Muerde Muertos. José Marcos lanzó Desatormentándonos, con cuentos de terror, fantasía y humor negro. Carlos Marcos publicó No obstante lo cual, donde reunió textos leídos en distintos ciclos literarios. Ambos títulos están ligados por dos guitarristas icónicos del rock: Desatormentándonos remite al primer disco de Pescado Rabioso, banda liderada por Luis Alberto Spinetta, al tiempo que No obstante lo cual evoca la canción homónima del grupo Riff, comandado por Pappo. El arte de las tapas pertenece a Alejandro Marcos, tío de los escritores, artista plástico radicado en París.
► Oscar Zanabone publicó Un nuevo sol (Ed. Luvina, 2020), una novela cuya historia transcurre en un mundo signado por una pandemia. Trata acerca de tres historias en paralelo: un investigador tratando de demostrar una debilidad en la teoría de la evolución de Darwin, una doctora que investiga una vacuna para prevenir una pandemia, y un grupo de chicos con síndrome de Down de un instituto al que van los hijos de ambos. La situación los va llevando a puntos límites, y en ese extremo descubren que lo que había sido para todos un paradigma se rompe en mil pedazos. Doy fe de que Oscar comenzó a escribir esa fuerte, hermosa (y profética) historia antes de que tuviéramos noticia alguna del Covid que hoy nos invade. Y terminó de escribirla a fines de 2020.
► Araceli Contreras, después de haber publicado en 2019 Libélula, continúa este año con MyM (Ed. Luvina, 2021). Se trata de una novela epistolar breve en la que dos amigos, Miguel y Margarita, se escriben cartas que los ayudan a seguir alimentando la amistad y también a enfrentar y superar los avatares y sinsabores de la vida, los juicios y prejuicios de muchos en las décadas de los 60 y 70. Al igual que en Libélula, el arte de tapa de MyM es la imagen de un cuadro pintado por la misma autora. En el caso de MyM, la pintura al óleo de Araceli se llama La Virgen de Guadalupe. 

En cuanto a publicaciones en antologías, varios cañuelenses participaron con sus escritos en este tiempo:
► En El escuadrón de los Hipálages (Ed. Tahiel, octubre de 2020), en Mujeres hechas de historias. Antología sorora (Ed. Dinastía, marzo de 2021) y en Los duendes Rizomorfos (Ed. Tahiel, abril de 2021) participó la escritora Claudia Colombo. 
► En Poetas que cuentan (Tahiel ediciones, diciembre de 2020) participaron con sus obras los escritores cañuelenses Rolando Paciente, Chola Rizzi, María Lydia Torti, Marta Galbiati y Claudia Colombo. La obra incluye poemas, cuentos y microcuentos compilados por Osvaldo Fernández.
► Fernanda Inella, Claudia Colombo, Gladys Violini y Claudia Valdez lo hicieron en la obra colectiva titulada El taller de escritura creativa (de próxima aparición, Ediciones Tahiel), cuyo compilador fue el docente y escritor Rolando Paciente. 
► Por su parte, Juan Carlos Viale participó del concurso y de la antología Urdimbre de letras. 1er Certamen Literario Ciudad de Deán Funes 2020 (El Mensú Ediciones, 2021). Su texto de microficción “Su última vida” obtuvo el segundo premio.

Esto en cuanto a publicaciones en papel. La Biblioteca Domingo F. Sarmiento de Cañuelas, tiene todo un sector de anaqueles dedicado a libros de escritores de ficción locales. Hay que pasar y ver y pedir prestado. Y leer. 
Si habláramos de cañuelenses que publicaron libros digitales... Pero, no, el tema de las publicaciones digitales de libros, especialmente los ebooks, será materia de otra entrega. Lo que parece muy cierto es que estos tiempos de pandemia son —para muchos— tiempos de lectura y en algunos casos, también de escritura.