Reseña de Mujer deshabitada (Muerde Muertos, 2019), de María Sola | Por Rubén Sacchi | Publicado en DesmenuzArte Mejor | Domingo 22 de septiembre de 2019
Si algo particulariza el estilo de esta obra es que prescinde de lo superfluo. Las historias, cual cortos cinematográficos, son fotogramas con encuadres caprichosos, donde algo queda fuera de cuadro y el lector-espectador debe resolver esas situaciones.
Hay fantasía, pero no sobrenatural, sino que, por el contrario, toma lo cotidiano y lo trastoca, dando lugar a otros universos. Parece no hallarse cómoda en este mundo: le sobra su piel, mientras que su tamaño resulta un estorbo para María Sola, por lo que en sus relatos sacude el polvo de una realidad que en la vida se presenta enmarcada en parámetros inamovibles.
Los textos atrapan, “La voz”, una metáfora de la dominación y la entrega, muy asimilable a la Argentina actual; “El bronce”, un canto a la rebelión y a la resistencia; “¡Bummm!”, nos habla de la tragedia de la guerra y “Sin voz ni voto”, nos acerca a la perversión de los manicomios. Todos asumen un compromiso, como en el allanamiento de “La manzana”, donde leemos: “Se necesita mucha perversión para transformar a un humano en objeto de carne anestesiado, amputar su cerebro y detenerse justo antes de matarlo”.
Un trabajo interesante, para tener en cuenta a la hora de apostar a un novel.