Lucas Berruezo (autor de Los hombres malos usan sombrero) responde a las 9 ½ Preguntas de Terror de El Eclipse de Gyllene Draken, espacio comandado por Pablo Martínez Burkett
1. ¿Qué le causa terror al hombre que convive con el escritor? ¿Tienes alguna fobia?
Tengo que admitir que soy una persona miedosa. Podría decir que mi principal miedo tiene que ver con las enfermedades, pero la hipocondría no es más que una forma de la paranoia, al menos para mí. Además, hace menos de un año me diagnosticaron cáncer testicular (me operaron de urgencia y, gracias a Dios, todo viene saliendo muy bien), hecho que, curiosamente, contribuyó a bajar los niveles de ansiedad en relación con los padecimientos del cuerpo. Supongo que enfrentarte con tu peor pesadilla hace que muchas cosas se relativicen.
2. ¿Por qué te has dedicado a este género? ¿Qué o quién ha resultado una influencia en tu escritura y en qué sentido?
Dedicarme al terror resultó un movimiento natural para mí. No fue una decisión consciente. Simplemente me salen esas cosas, esas historias. Soy una persona que se la pasa imaginando horrores prácticamente todo el día. Y no porque quiera (de hecho, si pudiera cambiarlo, lo cambiaría). Se trata de una conducta involuntaria, que no me agrada para nada. Ahora bien, si te la pasás imaginando horrores, ¿qué vas a escribir? La literatura, en este sentido, es una respuesta a mi forma de ser y, por suerte, funciona como catarsis. Con respecto a las influencias, creo que me nutro de todo lo que me rodea. Dejando de lado las influencias estéticas (que son más concretas y específicas), todo influye en mi escritura: mi trabajo, lo que leo en los diarios o veo en la televisión, mis amistades, mi familia… TODO. De una manera u otra, lo que vivo termina colándose en mi escritura, consciente o inconscientemente.
3. ¿Eres de leer obras de terror? ¿Cuál es tu obra favorita? ¿Un autor que quieras recomendarnos?
Sí, me gusta mucho el género. Mi autor favorito es Stephen King. Lo descubrí cuando era adolescente y me ha acompañado durante todos estos años. Incluso, volviendo a la pregunta anterior, lo considero mi principal influencia. Entre sus novelas, destaco (aunque podría mencionar muchas otras) Cementerio de animales, It, Duma Key, Un saco de huesos y su última novela publicada en Argentina, Revival. Y con respecto a otros libros (evitando los clásicos, que siempre son recomendables), me gustaría destacar La dama número trece de José Carlos Somoza, NOS4A2 de Joe Hill, Las ruinas de Scott Smith y Muerde Muertos de José María Marcos y Carlos Marcos (una verdadera joya argentina).
4. ¿Para ponerte a escribir tienes alguna manía, un recurso ingenioso, un ritual o ceremonia?
No, para nada. Para que te des una idea, tengo dos hijos chiquitos y vivo en una casa a la que no le sobra espacio. Por eso, escribo donde puedo y cuando puedo, muchas veces en bares o estaciones de servicio. Cualquier ceremonia está destinada a fracasar, me limitaría más de lo que me ayudaría.
5. ¿Trabajas conforme un esquema o argumento fijado con antelación o prefieres dejar que una idea te lleve? ¿Eres de hacer investigaciones previas, documentarte?
Soy de las personas que prefieren dejarse guiar por sus historias más que intentar fijarles un camino. Por eso la escritura me divierte, porque no sé hacia dónde me va a llevar. Generalmente empiezo con una idea, a veces bastante general e imprecisa y a veces más concreta, pero siempre dejo que la escritura se expanda. Incluso, cuando tengo algo sólido en mente, la escritura termina forjando sus caminos y la idea inicial termina convirtiéndose en otra cosa, sin lugar a dudas mejor. Y con respecto a documentarme, sí lo hago, pero sólo cuando es necesario y en la medida justa. No me gusta exagerar con la información que doy. Para mí, los datos (históricos, científicos, etc. etc. etc.) siempre tienen que estar subordinados a la historia que se cuenta. Cuando los datos son excesivos, la historia suele ser aburrida, y no hay nada más imperdonable en la literatura que una historia aburrida.
6. ¿Qué es lo más difícil a la hora de narrar una historia de terror?
Depende de la historia. El oficio de narrar no es siempre el mismo. Hay historias que salen de un tirón, como si ya estuvieran escritas en otra parte y nosotros sólo las copiamos, y otras que se resisten. De la misma manera, hay días en que sentimos que todo sale con facilidad y días en que no podemos escribir una oración sin sentir que estamos escribiendo porquerías. Teniendo en cuenta mi propia experiencia, lo más difícil muchas veces no tiene que ver con el acto mismo de escribir, sino con el hecho de encontrar el tiempo (y las fuerzas) para hacerlo.
7. ¿Dejas que el texto se quede leudando y luego lo retomas para corregirlo o corriges a medida que escribes?
Las dos cosas. Corrijo a medida que voy escribiendo y, una vez que termino el relato, lo dejo durante un tiempo (un mes, más o menos) y después lo vuelvo a corregir. Trato de corregir mucho, y siempre que releo algo encuentro cosas que mejorar. Supongo que si no lo decidiera de manera consciente, nunca terminaría de corregir.
8. ¿Por qué crees que el terror es un género que sobrevive a las modas y que se reinventa a sí mismo de edad en edad?
Porque el miedo sobrevive a las modas y siempre encuentra nuevas formas de atormentarnos.
9. Es un estereotipo generalizado creer que el escritor de terror es una persona, como mínimo, con sus rarezas… ¿Es así en tu caso?
Supongo que tengo mis rarezas, aunque creo que todo el mundo tiene las suyas. La única diferencia es que yo las uso para escribir historias, cuando otras personas las usan para otras cosas o simplemente para pagarle a un psiquiatra.
9 ½. ¿Qué piensa tu familia acerca de las historias que escribes?
Generalmente, a mi familia no le gusta lo que escribo. Ellos cometen el error de creer que todo lo que piensan y hacen mis personajes yo lo pienso y lo quiero hacer, y teniendo en cuenta que escribo terror, eso sin lugar a dudas puede ser inquietante. Ignoro si a las familias de otros escritores les pasa lo mismo, pero en mi caso es así. Por eso tuve que resignarme a que casi nadie de mis afectos me lea. “Nadie es profeta en su tierra” dicen, y en mi caso se cumple al pie de la letra.