Claudia Cortalezzi (Trenque Lauquen, 1965) integra Osario común. Summa de fantasía y horror (Muerde Muertos, 2013) con el cuento “Abrirse paso”, donde una joven que ha
ejercido la prostitución está embarazada y recibe el ofrecimiento de ganarse
un buen dinero por sacarse unas fotos. No sabe que no se trata de un cliente
común que se conforma con tomar algunas imágenes. Elementos quirúrgicos y ácido
son elementos que se suman al teatro del horror.
OSARIO COMÚN
La summa de fantasía y horror está compuesta por diecisiete
autores contemporáneos que frecuentan la literatura de terror, con selección,
introducción y notas de Patricio Chaija, además de un epílogo de los hermanos
Carlos y José María Marcos. Integran el libro cuentos de Fabio Ferreras,
Mariana Enriquez, Pablo Schuff, Pablo Tolosa, Jorge Baradit, José María Marcos,
Walter Iannelli, Alejandra Zina, Claudia Cortalezzi, Ignacio Román González,
Gerardo Quiroga, Ricardo Giorno, Sebastián Chilano, Gustavo Nielsen, César Cruz
Ortega, Alberto Ramponelli y Emiliano Vuela.
Venta en Librerías: Galernas, Cúspide y Yenny
Venta directa: malpascal@yahoo.com.ar. Valor: $150.-
Claudia Cortalezzi nació en Trenque Lauquen, provincia de Buenos
Aires, en 1965. Vive en Alejandro Petion (Cañuelas). Escribe narrativa, la
mayoría de sus textos de terror psicológico. En 2005, cofundó La Abadía de
Carfax —junto a Marcelo di Marco, entre otros—, y en 2012 antologó el tercer
libro de este círculo de escritores de horror y fantasía, para editorial PasoBorgo. Escribió prólogos para los libros Abriendo puertas (cuentos de Oscar Piolini), Cuentos de La Abadía de Carfax 3 y Al borde de tu infierno (poemas de Eduardo Fernández). Además de
escribir ficción, es redactora de libros de información y artículos para
diarios y revistas. Coordina talleres de corrección literaria en narrativa en
Palermo (CABA) y en la Biblioteca Sarmiento de Cañuelas. Tiene varios cuentos
premiados. Participó en antologías en Argentina, España, Libia y Perú. Su
novela Una simple palabra fue editada
por Andrómeda en 2010. En 2014, La Letra Eme editó el libro de cuentos Cinco mujeres y otra cosa, que Claudia
escribió junto a Alejandra D’Atri, Paula Jansen, Victoria Fargas y Gladis López
Riquert. Este 2015, editorial Textos Intrusos presentó su libro de cuentos Entrañable.
—¿Qué escritores
reconocés entre tus influencias? ¿Qué libros en particular? ¿En qué sentido te
han marcado?
—Aunque uno no se dé cuenta, todas las lecturas influyen.
Pero también creo que (siempre hablando de lectores-escritores) las lecturas
que más influyen son las de esos libros inolvidables. Algunos de ellas son: Los miserables, Moby Dick, Papá Goriot, It, El
capote, La muerte de Iván Ilich.
Y muchos cuentos de Poe, Saki, Barker, Maupassant, Cortázar, Buzzati, Borges,
Abelardo Castillo. Todos marcaron mi literatura. Cada uno, a su modo, me
atrapó, me enseñó a disfrutar de una historia. Y en ellos busco los recursos
para acercarme a eso tan maravilloso de atrapar al lector. Nada fácil, y no sé
si lo consigo.
“CUANDO ENTRO EN EL
TERRENO
DEL GORE, SÉ QUE NO
HAY LÍMITES”
—¿Qué obsesiones,
preocupaciones y problemáticas aparecen en tus textos?
—Alguna vez escuché decir a un escritor que se enteraba de
lo que pensaba al escucharse. Lo mío no es tan así, pero sí me conozco más
cuando me leo. Porque ahí salen las obsesiones, lo que vos llamás las
preocupaciones y problemáticas: mis personajes tienen un tema con el tiempo
perdido y también con algo que se les impone desde afuera, y en ninguno de los
casos pueden hacer nada. Y eso es lo bueno de la literatura: no ayudar a los
personajes a salir de sus problemas, sino acompañarlos y mostrar lo qué hacen,
lo que les pasa.
—¿Cómo nacen tus
historias? ¿Podés dar algún ejemplo?
—La historia llega, aparece en una anécdota que me cuenta
alguien, en algo que leo, en una situación que me llama la atención. No todo me
llama la atención. Creo que, con los años, o con esto de estar volviéndome
novelista (las novelas te chupan el cerebro; en el buen sentido, ojo), mi red
de atrapar situaciones que disparen historias se ha vuelto muy selectiva.
—¿Por qué te interesa
el horror y la fantasía como campo de expresión?
—No diría que me interesa particularmente el horror. También
escribo cuentos realistas o de fantasía que apenas roza el terror. Pero muchas
de mis historias van para ese lado; y yo las dejo, claro. Para mí escribir
terror es una enorme satisfacción. Aunque paradójicamente sufro mucho con mis
personajes. Como dije antes, los acompaño, veo sus padecimientos, pero no los salvo:
cuando entro en el terreno del gore, sé que no hay límites. Qué más se puede
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