Reseña de Enigmas de
sangre. Summa del policial de enigma al policial negro argentinos. Por
Alejandro Saloni para Evaristo Cultural, revista de Biblioteca Nacional
En Enigmas de sangre,
Pablo Gaiano, compilador de la antología, propone un recorrido por la
literatura policial, explorando una tesis formulada por Rodolfo Walsh en la
década del 50, que vio la luz en el diario La Nación
y llevó el nombre de “Los 500 años de la literatura policial”. El camino
planteado tendría sus raíces en los crímenes bíblicos, pasando por la feroz
antigua Roma, hasta llegar a Poe y Conan Doyle, con vertientes, así mismo, en Don Quijote y ciertos relatos
medievales.
De esta idea, Gaiano ahonda en la literatura rioplatense en
busca de ciertos textos que podrían considerarse como proto-policiales. Se
proponen ciertos vestigios del policial en obras como Martín Fierro, La huella del
crimen, en los que se hace hincapié en la lucha de las instituciones
políticas, rasgos que también podrían encontrarse ya en la época que Argentina
formaba parte del Virreinato. A su vez se remarca cómo esos condimentos
florecieron, desde el policial de enigma al policial negro, tan en boga este
último lustro.
La antología se divide en dos partes:
La primera son textos contemporáneos que abarcan desde el
género negro al policial de enigma. Encontramos obras de Ernesto Mallo, del
propio Gaiano y de José Garber en la categoría negra. En el apartado de enigma,
las historias a cargo de Norma Lencina, Efe Vogelius, Goga Pizarro y Rosa Kratz
priorizan relatos donde los protagonistas son policías tratando de detener los
crímenes de asesinos en serie, y con ellos, sus obsesiones.
La segunda parte, conformada por los ya mencionados
proto-policiales, nos encontramos con textos de Horacio Quiroga, Rodolfo Walsh,
Eduardo Ladislao Holmberg, Raúl Waleis, Eduardo Gutiérrez, José Hernández y,
como si eso no fuera nada, Domingo Faustino Sarmiento.
Con Enigmas de sangre,
Editorial Muerde Muertos establece un recorrido particular por la evolución del
género. Es de destacar que este primer acercamiento, mencionado en el prólogo,
a la estructura del género negro fue revisado y corregido por Walsh con
posterioridad, pero siempre es interesante recordar los caminos históricos
recorridos por la palabra autorizada.