Entrevista en Horas Robadas a la Noche , espacio dirigido
por Julia Tonello y Nicolás Doffo.
1) ¿Dónde escribís?
—Siempre estoy cambiando de lugares. Ahora descubrí que un
sillón en mi living es el lugar ideal y ahí estaré hasta que cambie de opinión
otra vez.
2) ¿Trabajás en
computadora o a mano?
—A mano, últimamente en el mismo cuaderno, por suerte,
porque suelo escribir en cualquier cosa, el dorso de una factura, una
servilleta, cualquier cosa es buena con tal de no olvidarme de la idea que se
me cruzó. Si escribo directamente en la computadora se me va la inspiración.
3) ¿Escribís todos
los días? ¿Tenés un horario fijo?
—Ojalá pudiera. Tengo tres hijos de 16, 13 y 6 años. Cada
uno tiene una rutina de horarios y miles de actividades y aún son chicos para
moverse solos. Me cuesta mucho encontrar tiempo de calidad para escribir porque
no me sirve decir: ‘Tengo 2 horas, me pongo a escribir’ no funciona así, solo
puedo escribir cuando sé que hay mucho tiempo de silencio y paz por delante.
4) ¿Cuánto tiempo le
dedicás?
—Es indistinto, a veces demoro mucho para escribir lo que
imagino y otras veces ya está escrito en mi cabeza, palabra más, palabra menos.
5) ¿Algún ritual,
costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
—Mi perra está siempre durmiendo a mi lado cuando escribo.
Un café con leche. La birome más barata que exista y necesito que siempre sea
la misma. Me da un ataque cuando pierdo la birome. Y la pierdo diez veces por
día.
6) ¿Cuándo das por
terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
—Para mí es insoportable poder concluir que un texto está
terminado. Siempre encuentro cosas que no están bien, que no me gustan. Nunca
puedo terminar de corregir. Lo leo mil veces y al final soy capaz de decir que
no me gusta nada. Necesito leerlo en voz alta y que alguien me escuche, ahí es
cuando me doy cuenta si sirve o no. El problema es que no siempre encuentro
quien me escuche.
7) ¿Qué relación
tenés con tu biblioteca?
—Mi biblioteca crece y crece... soy lectora compulsiva. Sólo quisiera tener memoria para recordar
todo lo leído.
8) ¿Qué libro te
gustaría leer?
—Cualquiera de Sartre, no leí ninguno.
9) ¿Qué cinco libros
no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
—Los que no pueden faltar son los que dispararon mi
imaginación de chica y los que aún releo cada tanto: Nathaniel de John Saul,
The Demonologist de Ed y Lorrain Warren, Todos los de Hans Holzer ( un
investigador de lo paranormal) La letra
Escarlata de Nathaniel Hawthorne, Pride and Prejudice de Jane Austen, Wuthering Hights Emily Brontë, Dracula de
Bran Stocker y no puedo parar...
10) ¿Cuáles son los
autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
—No creo en libros subvalorados mientras a algún lector le
hayan gustado. Desde luego, uno va puliendo el paladar a medida que lee, pero
quién soy yo para decir ‘esto es malo’ si hay gente que lo disfruta. A veces la
sobrevaloración va únicamente de la mano de estrategias comerciales, pero ese
es otro tema.
11) ¿Qué relación
tenés con la inspiración?
—Me ataca en cualquier lugar y momento. Algo que veo me la
dispara, un sonido, un aroma y mil veces un sueño. Ya sé como funciona, así que
sólo me siento a esperarla con mi birome lista para tomar notas si es que no
tengo tiempo de escribir todo.
12) ¿Cuándo una
persona se convierte en un buen lector?
—Cuando no podés irte a dormir sin haber abierto un libro
aunque sea para leer tres líneas, cuando te morís por contarle a alguien sobre
el libro que terminaste de leer y cuando sentís un vacío espantoso porque
llegaste a la última página.
BONUS TRACK
—Experiencias e impresiones de escribir estimulado por
alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
—Muchas cosas que escribo nacieron en mi subconsciente, los
sueños que consigo recordar rápidamente migran a mis textos y me encanta,
porque es único y mágico recrear un sueño en la escritura. Pienso que eso viene
limpio de influencias, que soy sólo yo y mi texto. En El fantasma del rosario
muchas escenas fueron soñadas.