El cuento
es música de cámara para la
Literatura. En consonancia con esta afirmación, mantengo el
humilde juicio de que en este género reside lo mejor de nuestra tradición,
y Los ojos de la divinidad alienta el fuego iniciado cerca de
dos siglos atrás con “El matadero”.
A pocos años de Forjador de penumbras, Martínez
Burkett nos entrega una nueva colección de ficciones. Cada título ha sido
literariamente concebido, con ellos ingresamos al universo propio de las
letras. Lo que se percibe es la profunda perturbación hacia la existencia y, a
la par de ella, una reparadora justificación, una parcial comprensión del
destino. La desazón también es certeza.
En el cuento se da el teatro donde Martínez Burkett, en
empatía con sus personajes, recrea las constantes filosóficas de nuestra
existencia.
Héctor Álvarez Castillo