Cuando todos los seres sobrenaturales parecían ser insuficientes, aparecen los muerde muertos. Los
Las cartas, en Muerde muertos ,
cruzan el Atlántico en busca de respuestas. Otro elemento interesante y fecundo
en el mundo gótico, y que también encuentro fascinante. El Viejo Mundo, con sus secretos y misterios milenarios, se
comunica con el Nuevo Mundo, lleno éste de anhelos por aquello que aquel mundo
del que viene le esconde. Esa verdad oculta y sobrenatural se oculta en un tratado que obsesiona a Blas, un viejo coleccionista de libros que, desde
Buenos Aires, negocia (de alguna manera) con Jesús, un ex periodista
investigador. Blas ofrece como trato por el libro, una verdad: revelarle a
Jesús lo que realmente ha ocurrido con su desaparecido hermano, Ignacio.
Cada uno de los narradores tiene su estilo. Poético uno,
periodístico el otro; lo que enriquece literariamente la obra y es uno de los
deleites que me provoca la buena literatura epistolar. La verosimilitud es
impecable. Existen momentos en los que verdaderamente el lector siente estar
ante la correspondencia que mantuvieron estos dos personajes durante algún
tiempo.
Otro elemento gótico que no debe faltar para lograr este
tipo de obras es la muerte. La muerte acompaña a estos personajes en cada
momento, desde el instante en que Jesús acepta la búsqueda. La muerte está a su
alrededor como nunca en su vida lo ha estado. La muerte y su deseo de ella, su
rechazo hacia ella y la idea gótica de regresar de ella.
Jesús no busca vampiros o zombies (al menos no en el sentido
tradicional), busca un tratado sobre el oficio de muerde muertos. Pero es
imposible no pensar en él como un Van Helsing; y no me refiero a Huge Jackman,
sino al auténtico Van Helsing, un viejo cazador de monstruos cursando los
últimos días de su vida y viviendo, también, la más grande de sus aventuras.
La búsqueda de la verdad es un elemento romántico que se
presenta en la obra. El
ocultamiento de la verdad es el mal. La lucha de estos personajes se trata de
eso, de revelar la verdad vedada. Los misterios se van descubriendo poco a poco
para uno y para otro personaje. Blas intenta mantener su poder ocultando la verdad a Jesús, una verdad
que promete revelar cuando este le consiga el Tratado.