Reseña de iluSORIAS,
de Alberto Laiseca y 168 artistas del realismo delirante (Muerde Muertos, 2013),
por Martín Lojo para ADN Cultura (*)
No es extraño que Los sorias,
la obra maestra de Alberto Laiseca, no encuentre aún una lectura crítica que le
haga justicia. A quince años de su publicación, permanece como el estallido de
una voz incontestable, sin antecedentes en la literatura argentina, que dice lo
que la realidad no deja ver. Laiseca emprendió la búsqueda de una ética en la
pesadilla del poder que llamamos civilización, y para ello debió construir un
mundo entero, echar mano de todos los géneros y pergeñar un lenguaje nuevo.
Con
iluSORIAS,
Carlos Marcos y Mica
Hernández aventuran una primera corrección de esa falta. Los editores invitaron
a 168 artistas a ilustrar los capítulos de la novela. Siguiendo la promiscuidad
de recursos del propio maestro Lai, la convocatoria fue amplia: artistas
reconocidos como
Marcos
López, Clorindo Testa o Carlos Regazzoni, historietistas como
Max Aguirre y Sergio Langer; dibujantes profesionales, docentes y estudiantes;
escritores como Selva Almada o Gustavo Nielsen; también los editores del libro
y el propio Laiseca. El resultado es sorprendente porque crea el efecto de una
lectura colectiva, abierta en incontables direcciones y,
a la vez, coherente. La infinidad
de matices y sentidos de
Los sorias
aparece en la pluralidad de medios y estilos de las imágenes, de la pintura
abstracta
a la
historieta, el collage, el dibujo a mano alzada o la caricatura. Un homenaje
que devuelve el don de la lectura al multiplicar su poder creativo.
(*) Viernes 14 de junio de 2013.